“Soy del Sur” un viaje a través de la tradición mexicana

Desde el primer acorde de la jarana yucateca, el escenario del Teatro de la Ciudad se transforma en un vibrante espectáculo de colores y sonidos que resuena en los corazones de los espectadores. Así inicia “Soy del Sur”, la más reciente producción de la Compañía Municipal de Ballet Folclórico, un evento semanal que se lleva a cabo todos los domingos a las seis de la tarde, convirtiendo el teatro en un refugio donde la identidad y la tradición mexicana cobran vida.

La energía es palpable mientras las bailarinas y bailarines despliegan su arte en el escenario. Con faldas que vuelan y zapateados que retumban, cada actuación se convierte en un festín visual. La elegancia del sarao campechano cautiva al público, destacando la figura de la novia del mar con su emblemática Flor de la Malagueña, la cual arranca aplausos y suspiros a su paso.

El compromiso de los artistas, bajo la dirección de talentos como Pamela Estrada, Tomás Silva y Normanda Encalada, asegura que cada cuadro esté meticulosamente cuidado, acompañado por una iluminación que realza la riqueza de los coloridos vestuarios y la emotividad de las danzas.

El recorrido dancístico no se limita a la península de Yucatán. A medida que avanza el espectáculo, el sur de Quintana Roo irrumpe con su alegría festiva, seguido por las danzas nostálgicas de Hidalgo. Veracruz añade su toque particular con sones como El Café y El Palomo, mientras Jalisco culmina el espectáculo con la fuerza y el ritmo de obras icónicas como El Son de la Negra y El Jarabe Tapatío.

La presencia del mariachi y la entonación de “Viva México” inyectan un sentido de orgullo entre los asistentes, recordándonos que la música y las danzas tradicionales son un mosaico vibrante de la cultura mexicana. “Soy del Sur” no solo revive tradiciones, sino que también enfatiza que estas son expresiones vivas de nuestra identidad colectiva.

Cada semana, el Teatro de la Ciudad abre sus puertas a este viaje cultural que no requiere equipaje, solo la disposición de dejarse envolver por la música y la alegría de nuestras raíces. La entrada es libre, pero la emoción que deja en el corazón del público es invaluable, reafirmando el orgullo de pertenecer a una tierra rica en diversidad cultural.