Sargazo, tres frentes

Ante lo incierto de la fecha para la cumbre contra el sargazo, que implicaría la participación de ministros y secretarios del Medio Ambiente de 19 naciones del Caribe y América Central, el legislador federal Luis Javier Alegre Salazar, adelantó que la propuesta mexicana iría en el sentido de atacar la plaga del alga marina desde tres frentes. La alteración del paisaje de una de las zonas con mayor atractivo turístico de México y en el mundo, debe atacarse desde altamar, más hacia el sur de la península de Yucatán, en aguas internacionales centroamericanas; evitar que llegue a las costas, y qué hacer con lo que recale, para evitar costos exponenciales, no sólo económicos, sino también ecológicos.

El presidente de la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados de la LXIV Legislatura estimó que ya se tiene que pensar a escala internacional, con buques acompañados de flotillas de barcos, o vallas, mejores a las que costaron 200 millones de pesos el año pasado y no sirvieron de nada, porque es como una telaraña y hay que juntarlo para recogerlo.

“Tienen que ser embarcaciones grandes, tipo buques petroleros, y la otra versión es el sargazo que está de cinco a 10 o 20 kilómetros de nuestras costas, esa es otra escala, pero lo que hay que hacer es tener tres frentes de cómo combatir al sargazo: uno es en altamar, otro es en nuestras costas y finalmente qué hacer con el sargazo que nos llega a nuestras playas.”

Refirió que se deben evitar costos exponenciales no sólo económicos, también ecológicos, de los que aseguró hay dos versiones: el primero, cuando se descompone el sargazo genera lodo y un olor nauseabundo, lo que empieza a alejar a los turistas, que ha provocado que los turistas empiecen a valorar otros destinos antes de viajar a Cancún.

El atractivo son los mares azul turquesa y la arena blanca, y si el turista llega a ver playas con toneladas de talofita en descomposición no regresará, reconoció Alegre Salazar, quien acusó que esos lodos deterioran los pastos marinos, importantísimos para evitar la erosión de playas, aunque también dañan y matan los arrecifes.

“Una vez que lo recogemos de nuestras playas, vemos la segunda versión del daño ecológico: al momento de recoger el sargazo, invariablemente lo recoges con todo y arena, y si se usa maquinaria para compactar la arena, si es tiempo de anidación de tortugas se corre el riesgo de estar matando los huevos de los quelonios… y ese es otro problema.”

Según ambientalistas, si la invasión de la macroalga no se atiende pronto podría convertirse en un desastre ecológico de grandes dimensiones, y pondría en riesgo la industria turística de la región, ya que su principal atractivo está “manchado”, lo que se agravó desde el inicio de marzo, marcado por el arribo de más sargazo a las playas del Caribe mexicano.

El diputado federal recordó que la ova es una macroalga de gran tamaño, de color pardo o verde oscuro que vive en los mares y se desplaza movida por las corrientes de los océanos, y si las condiciones para su crecimiento son óptimas, cada 18 días duplica su biomasa, lo que está sucediendo, ya que tiene la facilidad de crecer muy rápido.

“Porque al final es un alga marítima que en el trayecto, de donde viene, que es de Brasil hacia el norte, hacia nosotros, además de duplicarse también se muere, es un ente vivo que sí se duplica pero también muere, se va deteriorando en el mar. Es decir, naturalmente se debe de descomponer en el mar, pero si no, hay que buscar una solución.

El gobierno del estado estima que se destinarán al menos 50 millones de dólares –entre lo ya gastado en 2018 y lo previsto para este año– para intentar acabar con la plaga. La campaña incluye maquinaria y barcazas especiales para recoger el alga en el mar, camiones ligeros para transportarla a los sitios de depósito, así como barreras de contención.

Carlos Aguila Arreola