Hoy, 23 de marzo, se cumplen 30 años del asesinato del licenciado LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA, Candidato a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional, y según los usos y costumbres del viejo régimen, seguramente se habría convertido en Presidente Constitucional de México para el sexenio 1994-2000.
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En todo este tiempo, mucha agua ha pasado bajo el puente, y mucha tinta se ha utilizado para argumentar teorías –algunas francamente descabelladas- en torno a ese asesinato.
Lo que sí es una realidad, es que, a partir de ese 23 de marzo, México ya no volvió a ser el mismo.
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El PRI, partido hegemónico desde su fundación por parte de PLIUTARCO ELÍAS CALLES en 1929, asistió a su propio funeral, pues apenas seis años después, al término de la Presidencia de ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN, perdería su lugar de privilegio en el panorama político del país, y pasaría a ser, cada vez más, un partido debilitado, colocado actualmente en un penoso tercer lugar en las preferencias electorales, y a punto de desmembrarse, quizá para siempre.
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Apenas 17 días antes de su muerte, en el histórico discurso pronunciado en el Monumento a la Revolución, con motivo de la celebración del 65 aniversario de si partido político, COLOSIO había marcado su distancia con respecto al régimen de CARLOS SALINAS DE GORTARI, lo que no habría gustado nada al entonces mandatario, quien de alguna manera había sido el formador de COLOSIO, y quien lo preparó pacientemente durante seis años para el puesto que seguramente ocuparía a partir de diciembre de ese fatídico 1994,
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Recordamos que, en ese histórico discurso, COLOSIO dijo haberse encontrado con “el México de los justos reclamos, de los antiguos agravios y de las nuevas demandas, el México de las esperanzas, el que exige respuestas, el que ya no puede esperar”.
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Y más adelante, con énfasis, añadió: “Yo veo un México de comunidades indígenas que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso, de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura, y de que están dispuestas a creer, a participar, a construir nuevos horizontes”.
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En otra parte de su discurso, recalcó: “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia, un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla, de mujeres y hombres afligidos por abusos de las autoridades, o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.
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Los partidarios de las teorías del complot, aseguran que esta parte de su discurso, habría sido el detonante de un desencuentro con el Presidente SALINAS, lo que –siempre al decir de los que creen en las conspiraciones- habría desembocado en su muerte, en Lomas Taurinas, Tijuana, la tarde-noche del 23 de marzo de 1994.
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A 30 años de distancia, sólo sigue habiendo un detenido confeso, que es MARIO ABURTO MARTÍNEZ, de 23 años al momento de su detención, señalado como “asesino solitario” del candidato priista.
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En 2019, la agrupación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), logró desclasificar los documentos del expediente del proceso penal condenatorio contra ABURTO, ya que como se recordará, fue en año 2000, luego de que cuatro fiscales llevaron el caso, cuando los documentos respectivos fueron clasificados hasta el año 2035.
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Hoy en día, el caso ha sido reabierto, y quizá nuevas luces aclaren por fin las causas del magnicidio.
¿Será…? O acaso este asesinato seguirá quedando envuelto en el misterio, tal y como ocurrió con el de ÁLVARO OBREGÓN, ejecutado por JOSÉ DE LEÓN TORAL el 17 de julio de 1928, en el Restaurante de “La Bombilla” …