Cada uno de nosotros tenemos distintas habilidades y personalidad propia, en ocasiones más desarrollada que otros o bien, siendo más conscientes de ello. Cuando decimos sentirnos “inspirados” es porque somos entusiastas en nuestro comportamiento. Creemos en nuestras capacidades, disfrutamos de lo que hacemos y estamos en armonía.
Conversé hace unos días con Dijana Lukovac, originaria de Montenegro. Locutora certificada, conferencista inspiracional, coach en programación neurolingüística y muchas cosas más. Sin duda, un ejemplo de vida y justamente “de inspiración”. Su vida no ha sido fácil desde su nacimiento, Dijana nació con parálisis cerebral y una serie de situaciones físicas y de salud en que no cabía esperanza de vida, sin embargo, ha logrado sobreponerse, con el apoyo de su madre y el amor propio, siendo una constante para superarse día a día.
Justo ella, es consciente de superar las adversidades, reconocer los problemas, compartir sus experiencias y partir del hecho de la aceptación propia para poder empatizar con otros demostrando su fuerza emocional para inspirar.
La inspiración nos causa una sensación, sentimiento o impresión en que sin duda la atracción se detona para generar una reacción, una respuesta o una acción.
Hablar de accionar se relaciona con el mantenerse activo, crear algo nuevo, desarrollarnos y generar impacto. Si vinculamos todo lo anterior al emprendimiento, comprenderemos que, al capacitarnos ser consistentes de nuestras experiencias y adaptarnos a los cambios permitirá que como emprendedores se produzca un mejor desarrollo y manejo de las habilidades. El emprendedor es proactivo, resiliente y está en constante cambio, por lo que crea e innova con su quehacer.
Un factor importantísimo para unir los 2 conceptos anteriores será: la autenticidad. Con ella, la persona se muestra de manera natural, siendo fiel a sus creencias, personalidad, objetivos o intereses. No podemos separar a la autenticidad con el ser coherente y honesto. Las palabras, actos y pensamientos deberán permanecer alineados de modo que podamos respetarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno.
Consideremos que, “siendo nosotros mismos” generamos mejores relaciones humanas, pues en ocasiones para aceptar a los demás, debemos partir de aceptarnos a nosotros.
Por último, te comparto que Dijana siendo originaria de aquel país europeo nos habló un poquito de su cultura y gastronomía. País en que se consumen todo tipo de carnes y especies provenientes del mar, ya que casi 300 km del país son bañados por el Mar Adriático. Preparaciones como la kacamak / kachamak (especie de gachas o migas de harina de trigo o maíz, con patata y queso), börek (empanada redonda de masa filo, verduras o carne y queso blanco).
También, destacan los lácteos como la kajmak y gran variedad de quesos. Para beber: vinos, cerveza, licor de frutas y la Rakija (aguardiente). De gran influencia turca, siendo el café truco y los pastelitos típicos “baklava” (hecho de pasta filo, nueces y miel); los imperdibles.
Gracias por acompañarme con tu lectura. Recibe un abrazo apapachador, querido lector. Y por cierto ¡felicidades a todos los emprendedores, en su día!
Por Marletza