En un mundo empresarial marcado por la constante transformación, la figura de Dolores López López se alza como un ejemplo de tenacidad y visión en la industria hotelera y turística de México. Fundadora de la compañía turística “Grupo Lomas” que ha evolucionado desde 1981, Dolores o “Lolita” como es conocida, ha enfrentado y superado numerosos retos en su camino, convirtiéndose en un referente para aquellos que buscan mantener la esencia de la hospitalidad mexicana.
Durante nuestra conversación, Dolores revela que se considera que la define “ser necia”. Esta designación no es simplemente una ocurrencia; es un reflejo de su espíritu indomable. “Me he sentido como contra el mundo, donde la gente dice ‘por ahí no es’, y pues por ahí voy”, comenta con una sonrisa que irradia confianza. Su historia comienza en 1968, año en que su madre decidió trasladarlas de la vasta Ciudad de México a Acapulco, buscando un entorno más seguro y acogedor tras la muerte de su padre. Esta transición marcó el inicio de una vida dedicada al turismo, en un lugar que en ese momento era un paraíso dorado.
Dolores recuerda la vibrante vida turística de Acapulco, donde la diversión y los festivales eran pan de cada día. “Aprendí a cómo se pueden llegar a oír los grillos”, refiriéndose a los cambios drásticos o baja ocupación que ha vivido el destino de Acapulco a lo largo de las décadas. Hoy en día, observa con preocupación el panorama turístico de Quintana Roo, reflexionando sobre la falta de hoteleros mexicanos frente a grandes fondos de inversión y corporaciones internacionales que priorizan el beneficio económico por encima de la experiencia y satisfacción del cliente.
“Ahora somos muy pocos los hoteleros mexicanos”, recalca, enfatizando la importancia de preservar la esencia de la hospitalidad. A pesar de la feroz competencia, Dolores se mantiene firme en sus principios, confiando en su personal leal y capacitado, contando actualmente con más de cinco mil colaboradores. “Nuestro mayor recurso son nuestros empleados.” Ellos han estado con nosotros, en las buenas y en las malas, siempre esforzándose para ofrecer una experiencia inigualable a nuestros huéspedes”.
Una parte fundamental de su legado se manifiesta en la cultura empresarial que ha cultivado. Anualmente, organiza celebraciones que fomentan la convivencia entre sus trabajadores, recordándoles la importancia de la unión y la familia. “No se trata solo de la fiesta, sino de crear vínculos y disfrutar juntos”, explica. Estas tradiciones, desde las fiestas de fin de año hasta la peregrinación anual, permiten fortalecer la cohesión del equipo y mantener vivas las tradiciones.
Dolores mira hacia el futuro con determinación, convencida de que el camino hacia el éxito se basa en la pasión, la educación y el respeto a las raíces. Su historia es un poderoso recordatorio de que en el ámbito empresarial, la resiliencia y la conexión humana son tan valiosas como el capital financiero. En sus palabras, “la verdadera hospitalidad es la clave para brillar en este competido sector”. Con esta filosofía, “Lolita” continúa abriendo camino, desafiando las adversidades mientras hace historia en el turismo mexicano.
López Lira menciona que la juventud actual enfrenta un panorama laboral marcado por un deseo de flexibilidad y autonomía. “Los jóvenes no buscan compromisos, ya sea un coche, una casa o cualquier obligación a largo plazo”, señala, reflexionando sobre la tendencia de priorizar el tiempo personal sobre el trabajo convencional. Esta visión, aunque comprensible en el contexto actual, plantea un interrogante preocupante: “¿Qué pasará en 5, 10 o 15 años con aquellos que no están dispuestos a asumir roles más estables?”, cuestiona.
Con el sector turismo, donde los horarios son impredecibles y exigen una dedicación considerable, la falta de interés en compromisos laborales estables podría repercutir en la calidad del servicio ofrecido. La comparación con profesiones como la enfermería resalta la necesidad de equilibrio entre vida laboral y personal.
Inteligencia Artificial: Un aliado y un desafío
A medida que la inteligencia artificial avanza, Dolores se posiciona en un punto intermedio. Reconoce que si bien algunas tareas pueden ser automatizadas, el contacto humano sigue siendo esencial. “Las personas buscan personas”, afirma, enfatizando que post-pandemia, existe una mayor necesidad de interacción humana en servicios como el turismo. Sin embargo, también advierte sobre el riesgo que representan las plataformas completamente automatizadas, señalando que, a la larga, podrían desplazar empleo en ciertas áreas.
Uno de los temas que más preocupa a López Lira es la preparación de los jóvenes quintanarroenses para afrontar los retos del sector turístico. “Las carreras técnicas en el ámbito del servicio están en déficit”, explica, aludiendo a una desconexión entre la formación de los nuevos profesionales y las expectativas del mercado laboral real. Es vital que comprendan que el turismo requiere de habilidades interpersonales y un enfoque práctico.
Sobre su experiencia trabajando junto a su hija Samantha, López Lira expresa orgullo por su crecimiento profesional, destacando su capacidad organizativa. “Ella ha tenido más formación y práctica, lo que trae una estructura necesaria en la empresa”, reconoce. Al mismo tiempo, hace hincapié en la importancia de la sostenibilidad, mencionando que desde la creación de su primer hotel, han implementado prácticas ecológicas, como paneles solares y plantas de tratamiento de aguas, que no solo benefician al medio ambiente, sino también reducen costos operativos.
Finalmente, en cuanto a las proyecciones turísticas para el próximo año, López Lira es optimista. A partir de agosto, las reservas muestran una tendencia creciente, lo que augura un buen desempeño para el sector. “Nuestra tierra fue escogida por muchos durante la pandemia, y confiamos en que esa preferencia continúe”, concluye con una mezcla de realidad y esperanza.
Aunque la expansión internacional parece un sueño distante, Dolores enfatizó que el verdadero crecimiento proviene de un liderazgo constante y atenta supervisión: “Al ojo del amo, engorda el caballo”, afirmó, resaltando la importancia de estar presente.
Este año, su empresa celebra el treceavo aniversario de “El Cielo”, un proyecto que ha sido fuente de orgullo para López Lira. Sin embargo, en lugar de una gran celebración, se optará por eventos significativos cada cinco años. “Queremos evitar que se vuelva monótono. La gente espera sorpresas anuales, pero preferimos mantener la emoción a lo largo del tiempo”, explicó.
La resiliencia es un tema recurrente en las palabras de Dolores. En un tono matizado, abordó la necesidad de que las mujeres se fortalezcan mutuamente. “Las mujeres llevamos un instinto de protección, y es nuestra responsabilidad cuidar de nuestras familias y comunidades”, subrayó, promoviendo una imagen de empoderamiento colectivo. Usó la metáfora de las palmeras, cuyas fuertes raíces les permiten resistir huracanes, para ilustrar la fortaleza necesaria ante adversidades.
Durante la conversación, Dolores reflexionó sobre sus inicios en Cancún, recordando los tiempos en los que las reservaciones se hacían a mano y la tecnología era rudimentaria. “Éramos dinosaurios”, comentó entre risas al recordar cómo la evolución tecnológica ha transformado la industria. Para ella, el éxito se debe al hambre de superación y a la capacidad de adaptación. “Lo logramos por necesidad”, destacó, reflexionando sobre cómo el contexto original de Cancún forjó un espíritu guerrero entre sus pioneros.
Dolores también expresó su preocupación por la falta de preparación ante fenómenos naturales como huracanes. Compartió anécdotas sobre cómo las generaciones actuales no han vivido la experiencia de prepararse para estas eventualidades, señalando la ignorancia como un peligro latente. “La preparación es clave. No es lo mismo enfrentar un huracán que un terremoto”, dijo, instando a todos a ser proactivos en su preparación.
Finalmente, se mostró agradecida por la trayectoria que ha recorrido y el reconocimiento que ha recibido, incluyendo un premio de AMEXME, asociación de mujeres empresarias, Lolita enfatizó la importancia de cultivar el talento interno, reafirmando su compromiso por el crecimiento de su equipo: “Nos gusta que nuestra gente evolucione, aunque a veces eso signifique salir de nuestro entorno”.
La historia de Dolores López Lira es una clara representación de la evolución y la resistencia ante los desafíos, un testimonio inspirador para futuras generaciones en el mundo empresarial.


Por Talina González
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