La libertad es un valor universal que aún en nuestros días, tristemente muchas personas carecen de él. Ser libres para pensar, sentir, decidir y actuar o no; ¡claro!, con lo que la responsabilidad implica. Detrás de este concepto integral, se encuentran muchas aristas según la cultura, condiciones de vida, aspectos políticos, económicos y muchos estereotipos que la sociedad ha impuesto a lo largo del tiempo.
Tuve una interesante y profunda conversación con Gabriela Guzmán, una mujer con gran experiencia en el desarrollo personal, el ámbito educativo, la familia, inteligencia emocional, gestión empresarial, entre otros. Estudió Ciencias Políticas y Administración Pública. Actualmente, es la creadora y fundadora de Ilafel, organización que tiene como misión; empoderar a mujeres maduras para que diseñen y construyan una vida enriquecedora, libre y significativa durante su madurez.
Justamente con la madurez, la libertad se va tomando matices diversos en función de los acontecimientos pasados, las circunstancias actuales, los intereses, retos, el desarrollo profesional y la implementación de los valores. Además, se suma el aspecto espiritual, la comprensión de quienes somos (nuestra identidad), el descubrimiento de nuestro propósito de vida y el sentido de la gratitud, es decir “ser o no felices”.
Gabriela me comentaba que las mujeres buscan en la libertad: el reconocimiento, estabilidad financiera, bienestar y autonomía; dando como resultado la autorrealización para “sentirse plenas”. Pensemos por un momento en aquello que nos provoca felicidad y cómo es que llegamos a ella, podemos decir que la felicidad es efímera, no dura para siempre, sin embargo, sí que depende de nosotros el alcanzarla como un estado permanente de nuestro ser, de manera que nos provoque alcanzar la plenitud.
Para alcanzar la libertad o sentirnos libres, deberemos ser conscientes de la importancia del autoconocimiento y el amor propio ya que el bienestar emocional y psicológico de la persona será trascendental para conseguirla. ¿Cuántas veces has sentido que no eres escuchada (o)?, ¿qué no hay reconocimiento a tu trabajo?, de no saber poner límites y mantener relaciones, ya sea personales o laborales tóxicas; que menguan en tu capacidad para decidir e incluso al sentir.
Sabemos también que es imposible vivir todo el día con la sonrisa en la boca o ir gritando por el mundo ¡soy libre!, sin embargo, es la actitud y la fuerza de voluntad que emerge en nosotros, la que debemos cultivar todos los días de nuestra existencia.
Todos queremos ser libres, todos deseamos ser felices… por lo que te pregunto: ¿qué estás dispuesto a hacer tú para lograrlo?
Gracias por leerme, querido lector. Nos encontramos en un próximo artículo.
Por Marletza
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