Columnas de Opinión 26 de Febrero de 2019
El tema de la seguridad publica, es de por si un tema complejo y delicado. Los encargados de velar por nuestra seguridad son los cuerpos policíacos. Pero las instituciones están formadas por personas, con sus debilidades y fortalezas.
Cuando se habla de policías, no se refiere a seres de otro mundo, sino a personas de carne y hueso, personas con nombres y apellidos, con debilidades como cualquiera, y también, por que no, con rasgos de fortaleza como la gente normal.
Pero cuando se habla de los temas relacionados con la inseguridad, de inmediato nos referimos a los cuerpos policíacos de los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal. Y de inmediato pensamos en los policías corruptos, en los elementos aliada de la delincuencia común, o de la llamada organizada, traicionada en la confianza depositada en ellos y en los que por su impericia, dejan escapar a los bandidos o se hacen de la vista gorda ante la flagrancia de los hechos delictivos o simplemente de la conducta antisociales.
Y ciertamente hay policías corruptos, aliados a la delincuencia y sin la debida calificación profesional. Es verdad ademas, que una de las prioridades de la sociedad es el ambiente de inseguridad que se vive, y que resienten todos los niveles y estratos sociales, y todas las zonas de las ciudades e incluso del campo, antes enclave de paz y convivencia armónica.
Sin embargo, poco nos preguntamos acerca de las condiciones de vida de los policías, de las condiciones labores en las que se encuentran sus salarios, de la capacitación que se les ofrece, de formación humana y técnica que se brinda, y de los instrumentos que se les brindan para cumplir con sus deberes.
La contratación de elementos policíacos en el nivel municipal, se da la vapor, no es exagerado decir que se contrata al primero que se presente a pedir empleo. Los salarios de vida son bajos, los seguros de vida son simbólicos, y las prestaciones laborales son reducidos.
Por eso hay mucha rotación de personal. En las policías municipales, adquieren cierta capacitación básica y luego se van a las empresas de seguridad privada, llevándose claro, los vicios que aprendieron en las dependencias oficiales.
Estos sin tomar en cuenta que muchos policías son maltratados por sus jefes y reciben un trato laboral agobiante. Los policías tienen sus luces y sus sombras.
Por Jorge González Duran.