Durante muchos años en México fue mucho más común ver al Ejército Nacional de México empuñando, no fusiles o armas, sino herramientas de trabajo y en lugar de pelear, dedicando gran parte de su tiempo a apoyar a la sociedad en diversas tareas.
Una de ellas fue la de ayudar y salvaguardar a la población en emergencias, actividad por la cual se ganaron el respeto y aprecio toda la comunidad.
Al concluir la Revolución Mexicana, el país vivió una etapa de paz que permitió al Ejército abocarse a tareas ajenas a la guerra; una de ellas fue el auxilio a la población civil, y fue en 1926, cuando la ciudad de León, Gunanajuato sufrió una inundación provocada por fuertes lluvias que el ejército actuó por primera vez y las tropas de Zapadores, Sanidad, Intendencia y Caballería, dieron auxilio a la población.
Después siguieron otros eventos como el de septiembre de 1933 en el que se registraron fuertes lluvias en Tampico, Tamaulipas; las inundaciones en Hidalgo del Parral, Chihuahua; los huracanes “Hilda” en el estado de Quintana Roo en 1944 y “Janet” en la Península de Yucatán en 1955, en los que por primera vez participó la Fuerza Aérea Mexicana; y el terremoto de 7.7 grados de 1957 que afectó la Ciudad de México.
Tras estos eventos, en 1965 el Plan de Defensa Nacional (DN) debió actualizarse para detallar la participación organizada del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, en auxilio a la población civil, correspondiéndole la designación “E”, dando origen al llamado Plan DN-III-E.
Con esta nueva misión, el Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional procedió a la elaboración de un plan de amplitud nacional, para prever las tareas que se podrían encomendar al Ejército durante los referidos desastres.
En marzo de 1966, el Alto Mando entregó al Presidente de la República, la primera versión oficial del Plan DN-III-E, quien, al sopesar su magnitud, ordenó su distribución a todos los organismos del Ejército y F.A.M., incluyendo a las 34 Zonas Militares, para que sus Comandantes proyectaran y trazaran los planes de detalle en sus demarcaciones, debiendo contemplar la participación de autoridades civiles y de la iniciativa privada.
En octubre de 1966 , tras el impacto del Huracán “Inés” en el Sur del estado de Tamaulipas y Norte del Estado de Veracruz, provocando la destrucción de 2 mil 500 hogares y cerca de 84 mil damnificados, se aplicó por primera vez el Plan DN-III-E el 10 de octubre de 1966.
Desde 1968 este plan se implementó para sofocar incendios en diversas partes de nuestro País, observando la necesidad de adecuar y mejorar su logística, en ese sentido, en 1971 cambió su denominación a “Plan de Auxilio para Casos de Desastre”; en 1972 se modificó a “Plan Básico para el Auxilio de la Población Civil”; y en 1986 por el de “Procedimiento Sistemático de Operar” con el fin de vincularlo como aportación de la Secretaría de la Defensa Nacional al naciente Sistema Nacional de Protección Civil.
Fue hasta julio de 1992, que adquirió su nombre definitivo “Plan DN-III-E”, auxilio a la población civil en caso de desastre.
El Plan DN-III-E cuenta con tres fases que rigen la participación del personal del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, Prevención; Auxilio; y Recuperación.
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