Por Alejandro Merino
El miércoles 16 de mayo de 1520, ocurrió un suceso que marcaría para siempre los pormenores de la Conquista de México, pues ese día, PEDRO DE ALVARADO, quien substituía a CORTÉS temporalmente en el mando de la Gran Tenochtitlán, ordenó una cruel matanza en el Templo Mayor, lo que provocó la justa ira de los aztecas.
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CORTÉS regresó a Tenochtitlán hasta el 24 de junio, y tuvo que enfrentar el asedio de los furiosos aztecas.
Sobre esto, BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO dice: “(…) Con sus hondas arrojaron tantas piedras dentro del recinto, que parecía que las piedras caían del cielo, mientras que todos los edificios y patios estaban tan llenos de flechas y otros proyectiles, que apenas podíamos movernos”.
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El 27 de junio, MOCTEZUMA sería asesinado, y aún se discute si su muerte fue a causa de las pedradas de los propios aztecas, o si murió a manos de los españoles, quienes lo habrían empalado.
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¡Qué fuerte!, ¿no?