En 2010, en ISRAEL, las lluvias torrenciales descubrieron una impresionante estatua de mármol de la época romana.
La estatua -una mujer vestida con toga y sandalias- estuvo sepultada por siglos, y fue descubierta tras el derrumbe de un acantilado en Ashkelon.
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La efigie, que tiene entre 1650 y 1800 años de antigüedad y mide 1.2 metros, carece de cabeza.