Terrible debió haber sido, para los habitantes de POMPEYA, lo sucedido el fatídico 24 de agosto del año 79 de nuestra era, cuando la lava y cenizas del volcán Vesubio sepultaron a esa hermosa ciudad-balneario.
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Previo a la erupción, en Pompeya todo era felicidad y alegría.
Unos meses antes, la ciudad había sido sacudida por leves sismos, pero ningún pompeyano los interpretó como el anuncio del desastre que se avecinaba.
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Ajenos al peligro que corrían, algunos nobles de Roma vacacionaban en sus residencias cercanas al Vesubio.
En los días cercanos a la erupción, la ciudad iba a celebrar sus elecciones anuales para cubrir los puestos de ediles.
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Por entonces, los romanos ya no eran tan púdicos y conservadores como lo fueron antes de instaurarse la República.
En el siglo I se habían suavizado las severas reglas de conducta de antaño, y los emperadores, sobre todo CALÍGULA y NERÓN, habían mostrado una conducta tan disoluta, que ya nadie se escandalizaba de nada.
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La erupción comenzó a las 7.30 de la mañana del 24 de agosto del año 79, con una espesa lluvia de polvo y ceniza, acompañada de leves sismos.
En aquellos primeros instantes, muchos habitantes de Pompeya, tuvieron tiempo para salir de sus casas y huir hacia la costa, tal como lo relata PLINIO EL JOVEN.
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Otros, pensaron que la cosa no era tan grave y se quedaron en la ciudad para proteger su patrimonio.
Poco después surgió del cráter una densa columna eruptiva que se elevó a unos 30 kilómetros.
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A primeras horas del 25 de agosto, muchos pompeyanos permanecían todavía en la ciudad sin saber qué hacer.
Tenían miedo, pero les aterraba más dejar sus propiedades.
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Finalmente, se produjo una enorme explosión que desencadenó una gigantesca nube de gases sofocantes que barrió la ciudad y acabó con quienes seguían refugiados en sus casas.
Estuve en esa hermosa ciudad en 1982, cuando había sido rescatada en un 70%.
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Caminar por sus calles era impresionante, porque parecía que el tiempo se detuvo en aquel año 79.
Hoy sé que ha sido totalmente descubierta, y debe ser mucho más impresionante que cuando la recorrí, hace ya 38 años.