Existe una frase muy potente y significativa: “la primera impresión, nunca se olvida”. Y es que no solo hablar de apariencia externa de una persona, un profesional o un emprendedor es revelador cuando justamente queremos construir una marca, edificar un proyecto y potenciar un negocio.
Conocí a través de una comunidad de mujeres de manera virtual en un evento de networking a Esther Bernad, técnico superior en asesoría de imagen personal y corporativa. Ayuda a mujeres a conformar su mejor versión rompiendo miedos y bloqueos para crear de manera integral un plan para empoderarlas.
Sabemos que existen estándares de belleza y estilismo que en muchas de las ocasiones más allá de impulsar el desarrollo y “brillo” de una mujer en el aspecto personal y profesional; la frenan. ¿Te has puesto a pensar el por qué?
Conocer los talentos, aspectos estéticos, afrontar la propia vida con amor y confianza, estar convencidos de nuestro diálogo interno… de esa autoaceptación; permitirán a cualquier mujer o persona sentirse segura de quien es, lo que hace y cómo lo muestra ante los demás.
La imagen personal se liga a aspectos psicológicos, culturales, sociales incluso económicos. Descubrir el estilo personal puede resultar emocionante y muy empoderador, ya que terminará sacando a flote la fuerza interior de la persona. Cuando uno se encuentra bien por dentro, se refleja al exterior.
Esther me comentó que una imagen personal se compone por 3 aspectos fundamentales: 7% la expresión verbal, 38% el lenguaje no verbal (gestos, actitudes, postura corporal, contacto visual, etc.) y un 55% aspecto personal (apariencia física, estilo personal y comportamiento). De manera que para poder proyectar una correcta imagen y mantener nuestra seguridad como emprendedores, será importante el autoconocimiento, conocer tu paleta de colores la cual te permitirá crear looks que resalten tu belleza, identificar la ropa que te acomoda según tu cuerpo y tu manera de ser; esto dará como resultado “confianza” tanto a la persona como aquella que está interesada en nuestros productos o servicios. Y es que: “la imagen vende”.
Debemos saber que la ropa debe ser cómoda, brindar seguridad y no parecer un disfraz. Partir de descubrir nuestro “estilo” en función del de cómo vivimos, nuestro propósito, saber elegir y comprar correctamente, aceptar la imperfección, etc. son elementos para determinar si somos según la moda: románticas, clásicas, elegantes, naturales, creativas, seductoras o dramáticas.
Por todo ello, será interesante realizar un ejercicio sencillo seleccionando los colores preferidos o los que más repetimos, los patrones cotidianos y si tenemos algún referente (gustos y preferencias). ¿Te aminas?
Así, podremos crear una imagen ad hoc con quienes somos, cómo nos sentimos y cómo nos perciben los demás procurando la identidad propia. Como dice Esther: “que tu imagen, sea tu mejor aliada”.
Por: Marletza
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