La galleta maría (en inglés: Marie biscuit) es un tipo de galleta dulce muy consumida en países de Europa, América y en otros como India, Pakistán, Sudáfrica o Australia.
Contrario a lo que se cree fueron creadas en Londres en 1874 por Peek Freans, una empresa inglesa de galletas, para conmemorar el matrimonio entre la Gran duquesa María Aleksándrovna de Rusia y el príncipe Alfredo I de Sajonia-Coburgo-Gotha, hijo de la Reina Victoria.
Símbolo de Economía
Se hizo muy popular en varios países de Europa, particularmente en España donde, después de la Guerra Civil, la galleta se convirtió en un símbolo de recuperación económica debido a que las panaderías las producían masivamente, gracias a excedentes en las cosechas de trigo que abarataron su precio.
Fama Mundial
Por su parte, en Venezuela gozan de popularidad y son comercializadas por compañías galleteras como Galletas Puig (primera compañía en dar a conocerlas en el país), Galletera Carabobo y Galletas Caledonia. También Nabisco lanzó una versión llamada Marbu Dorada, pero duró muy poco tiempo en el mercado debido a su rotundo fracaso.
En México también son muy populares, principalmente en marcas mexicanas como Grupo Gamesa y Gapsa.
En Argentina la misma galleta pero bajo otro nombre, llamadas Mana, gozan de una gran popularidad y son integradas en la variedad de países que la consumen.
Gran Sabor
Tiene la particularidad de que puede mojarse en leche caliente sin que se deshaga tan fácilmente como otras, debido a su escasa humedad (entre 1% y 6%). Son galletas de bajo precio y relativo bajo contenido en grasa y azúcar.
En principio son redondas y llevan el nombre grabado en un lado, presentando también sus bordes un diseño intrincado. Inicialmente el nombre correspondía a una marca comercial determinada, pero actualmente se ha generalizado para todas las galletas parecidas, y a veces también se utiliza para otras con las mismas características pero de forma rectangular, si no saben a mantequilla.
Valor Nutricional
Las galletas maría tienen un alto valor calórico, contando con unas 500 kcal por cada 100 g. Su consumo, al igual que el resto de galletas, no es aconsejable debido a su composición de ingredientes, mayoritariamente harinas refinadas, azúcar, aceites vegetales refinados y otros aditivos.
Pese a su apariencia sencilla y aunque es menos grasa que otros tipos de galletas, tiene un alto contenido en glúcidos (70–75% aproximadamente) y lípidos (15–20%), tendiendo a ser mayoritariamente ácidos grasos saturados (aunque no en todas las marcas).
Algunos fabricantes emplean aditivos innecesarios (conservantes, homogeneizantes, etcétera) o prohibidos (hidroxibutilanisol). La cantidad de proteínas es pequeña, en torno al 6%.
Imagen de Diádoco/Pixabay
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