Las cianobacterias fueron las protagonistas de este verano (para México es temporada de invierno), tras haber visitado con frecuencia las playas de Montevideo y Canelones, generando temor en los veraneantes (o arruinándoles directamente el día al impedirles entrar al agua en algunas jornadas de calor extremo). Las cianobacterias fueron esta vez tan invasivas que llegaron incluso a reductos turísticos sagrados, como Punta del Este o La Paloma. En su segunda entrega de su ciclo sobre el agua, el químico Bernardo Borkenztain indaga en el porqué de este fenómeno.
Verde que te quiero verde
Cualquiera que haya estudiado en el liceo hasta los ochenta o noventa habrá visto en ciencias que la fotosíntesis, la creación de alimentos a partir de la luz solar y elementos inorgánicos, comenzó con las “algas verdeazuladas”, las que iniciaron el proceso de concentración del oxígeno en la atmósfera. Tienen la particularidad de ser lo que se conoce como “procariotas” o células sin membrana nuclear, lo que llevó a que se las reclasificara como bacterias.
Si bien luego tuvieron que competir con organismos más evolucionados, en particular células con membrana nuclear conocidas como “eucariotas”, siguen campeando por su nicho ecológico, de forma que estas células tan antiguas son cada vez más frecuentes, pero con su nuevo nombre: cianobacterias.
El problema con ellas es que proliferan en condiciones que cada vez son más frecuentes en el Río de la Plata: alto contenido de fósforo y nitrógeno en agua, baja o nula salinidad y altas cantidades de radiación solar.
Cuando las poblaciones experimentan un crecimiento muy rápido por la conjunción de estas condiciones favorables aparece lo que se llama una “floración”, grandes cantidades de aglomeraciones de estas cianobacterias que forman manchas que llegan a ser muy grandes en la superficie de las aguas, y si bien prefieren las superficies quietas o de bajo flujo, por arrastre pueden llegar a lugares tan lejanos como Punta del Este o incluso Rocha.
En esta temporada se experimentó lo que el Dr. Luis Aubriot de la Facultad de Ciencias describió como una floración récord a nivel mundial, llegando a inhabilitar por lo que se llama “alerta sanitaria” muchas de las playas del estuario.
Esto se debe a varios factores, pero principalmente a que el agua tiene altas concentraciones de los nutrientes que se citaban, lo que se conoce como “eutrofización” (“eu” en griego significa bueno y “trophos” alimentación o alimento) y este es el problema que el gobierno tiene que resolver. El inconveniente es que no existen formas de hacerlo a corto plazo, y el manejo del tiempo en gran escala implica convertir esto en un tema de Estado, que trascienda lo partidario, y en Uruguay no parece haber nadie con la suficiente grandeza para manejarlo de esta manera.
El origen de esta contaminación no es monocausal, y tampoco solo es culpa de manejos nuestros; el aporte de agua del Paraná con el manejo criminal de la ecología en Argentina (1) y el del norte del Uruguay con las dudosas políticas brasileñas tienen parte de la culpa. Sin embargo, es claro que el manejo de temas como los fertilizantes (para los monocultivos que depredan el suelo mayormente) es la mayor de las causas, y si bien se han tomado medidas, el impacto está lejos de ser perceptible (2) .
Veamos un poco este tema: algunos cultivadores de soja (principalmente) destruyeron los montes de ribera para poder obtener hasta el último centímetro de cultivo, pero como la vegetación de la costa, monte y pajonales forman un filtro natural para la elución de los nutrientes que van con el agua, se pierde esta barrera natural y así los niveles químicos en el agua alcanzan niveles históricos (3). Por eso con las condiciones ideales de agua quieta, alto nivel trófico y mucho sol las cianobacterias florecen y luego pueden ser arrastradas a otros cauces, llegando así hasta Punta del Este e incluso Rocha.
Este aspecto es uno de los más preocupantes (ni de cerca el único) de la Ley de Riego, ya que permite que proliferen los embalses que son medios de cultivo ideales para las cianobacterias.
Transparente como el agua con cianobacterias
La transparencia no está en su mejor momento tampoco; la DINARA en un decreto dispuso que los investigadores, además de tener que autorizarse en la institución tendrán: “el compromiso de no dar publicidad a cualquier tipo de información, especialmente de los datos obtenidos, sin autorización expresa de la Dinara”.
Por falta de espacio no hemos considerado el impacto probable de la nueva planta de UPM, sobre la que no está claro que efecto va a tener en un río de baja capacidad de arrastre comparado con el Uruguay como lo es el Río Negro, pero debe ser mencionado. Del mismo modo, algo similar se puede argumentar repecto de los efluentes industriales en general bajo el control de la DINAMA.
En suma, si bien desde el punto de vista ecológico el gobierno de Mujica fue terrible, el presente no ha ayudado limitando el acceso a los datos y la investigación.
Es necesario dejar de tapar el sol con un dedo y tener un mínimo de grandeza. El problema trasciende lo ideológico, pero nos va la vida en ello. ¡Salud!
(1) – El afluente del río Gualeguaychú debe ser el mayor aporte de contaminantes al Uruguay.
(2) – Otro tema es el de los agrotóxicos como el glifosato, que se acumula en los peces o los nicotinoides en general que ya se ha demostrado que están matando a las abejas. Lejos de ser menor, la desaparición de estos insectos puede ser factor desencadenante de un evento de extinción masiva.
(3) – Se han tomado medidas para regenerarlos a 300 metros, pero es de larguísimo efecto.
Q.F. Bernardo Borkenztain / [email protected] / Twitter @berbork
Fuente: www.montevideo.com.uy
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