Dura sólo dos semanas en las copas de los árboles, pero su belleza es tal que contemplarlas es una actividad digna de ser celebrada entre los japoneses que las han adoptado como uno de sus símbolos nacionales.
Se trata de la flor del cerezo japonés, sakura en su idioma natal, heraldo de la primavera, de la belleza y de la fugacidad de la vida cuyo simbolismo se ha afianzado en pinturas, poemas y hasta en la vida cotidiana del país.
Los cerezos, como especie, son uno de los árboles más hermosos del mundo y decoran con sus flores las primaveras de ciudades como Washington, París, Estocolmo o el Valle del Jerte en España, pero es Japón el único país donde se les rinde homenaje pues no solo anuncian la llegada de la primavera, también son expresión de la fragilidad y fugacidad de la vida misma.
La conciencia del paso del tiempo es otro de los significados atribuidos a las flores del cerezo y se les ha vinculado con los samurais, a cuya sangre llegó a vincularse el tenue teñido rosaseo de sus petalos; también se le relacionó con los dioses, quienes se pensó las usaban como breve mensaje que anunciaba el tiempo de iniciar la cosecha del arroz.
Actualmente son motivo de fiestas por todo Japón donde en casi todas las regiones se realizan los tradicionles Festivales de la Flor del Cerezo, con actividades al aire libre, siendo la más popular la del hanami que significa simplemente “contemplar las flores”.
El hanami es toda una experiencia: la gente se reúne en parques, jardines y templos, para realizar picnics rosados y sentarse a disfrutar el aire primaveral a la sombra de los cerezos.
Si bien la vida de las flores de cerezo sea breve, el periodo de los hanamis en Japón llega a prolongarse hasta cuatro meses gracias a los diferentes climas que se presentan en la isla debido a su geografía que permite que los cerezos vayan floreciendo de manera escalonada a lo largo de la primavera.
La experiencia inicia en Okinawa, donde la floración sucede entre enero y febrero; en marzo es el turno de las ciudades del sur como Kagoshima, Kumamoto, Fukuoka, y Kyushu; empezando abril los cerezos de lugares como Tokio, Yokohama, Osaka, Kioto y Nara se llenan de flores y a finales del mes Tohoku e Hirosaki empiezan a florecer. La isla de Hokkaido es el último lugar en llenarse de sakuras llegando el mes de mayo.
El espectáculo que ofrecen los cerezos en flor en Japón, es de tal belleza que atrae a visitantes de todo el mundo, que acuden a los templos y santuarios, a las riberas de los ríos y a las montañas para contemplarlas , una de las experiencias más impresionantes es sin duda la vista de más 30 mil cerezos desde el monte Yoshino.
Nara es otro de los destinos turísticos más populares para disfrutar de los hanami, ubicado en de la región de Kansai, sus montañas, sus parques y sus pueblos se tiñen de blanco y rosa cuando los cerezos en flor alcanzan su máximo esplendor.
El barrio de las geishas en Kioto, con su ambiente tradicional y sus calles antiguas donde los cerezos aparecen en cada esquina, representa otro lugar donde se puede disfrutar de “ver las flores”, sobre todo de noche.
Las posibilidades para disfutar de esta inolvidable experiencia japonesa son muchas y tan diversas que bien vale la pena consultar con un experto, antes de aventurarse a vivir la temporada de los cerezos en Japón.
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