El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la semana pasada, por unanimidad, un régimen de sanciones para Haití, dirigido a los líderes de las pandillas y quienes los financian, con la esperanza de aliviar meses de violencia y anarquía que ha alimentado una gran crisis humanitaria.
Las bandas criminales han estado bloqueando el acceso a la principal terminal de combustible en la capital, Puerto Príncipe, paralizando los servicios críticos, mientras Haití se enfrenta a una epidemia de cólera cada vez mayor, en medio de un colapso político y económico.
De acuerdo al organismo, este mes se registraron niveles de hambre “catastróficos” en el barrio de Cite Soleil, controlado por pandillas, y 4.7 millones de personas enfrentan hambre aguda, y muchas pierden el acceso a empleos, mercados, servicios de salud y nutrición.
La resolución 2653, redactada por Estados Unidos y México, es el primer régimen de sanciones adoptado desde el de Malí, hace poco más de cinco años. Establece un comité que será responsable de designar a las personas y entidades a ser sancionadas.
La resolución sanciona específicamente al notorio líder de pandillas, Jimmy Cherizier, un ex oficial de policía que, según se informa, es el jefe de pandillas más poderoso del país, conocido por su alias “Barbacoa”.
Encabeza las llamadas “Familias y Aliados del G9”, y el anexo señala que ha participado en “actos que amenazan la paz, la seguridad y la estabilidad de Haití”, habiendo planificado o dirigido actos que equivalen a “graves abusos contra los derechos humanos”.
Las sanciones incluyen la congelación de activos, la prohibición de viajar y el embargo de armas contra quienes participen o respalden actividades delictivas y violencia, en las que participen grupos armados y redes delictivas.
La actividad designada incluye el reclutamiento de niños, la realización de secuestros, la trata, el asesinato y la violencia sexual y de género.
La resolución también designa la obstrucción de la asistencia humanitaria hacia y dentro de Haití, y cualquier ataque contra el personal o las instalaciones de las misiones y operaciones de la ONU.
Hablando en la cámara del Consejo después de la votación, la Embajadora de EE. UU. y coautora sobre Haití, Linda Thomas-Greenfield, dijo que el voto unánime representó “un paso importante para ayudar al pueblo haitiano” y fue “un verdadero reflejo del consenso del Consejo”.
Thomas-Greenfield dijo que el Consejo estaba “enviando un mensaje claro a los malos actores, que tienen a Haití como rehén. La comunidad internacional no se quedará de brazos cruzados mientras ustedes causan estragos en el pueblo haitiano”.
Dijo que también se implementaron salvaguardas claras, medibles y bien definidas para revisar la efectividad de las sanciones específicas, pero el desafío ahora seguía siendo restaurar la seguridad y aliviar la crisis humanitaria.
Milisegundo. Thomas-Greenfield recordó que Estados Unidos y México están trabajando en una resolución que autorizará una “misión de asistencia de seguridad internacional ajena a la ONU” para abordar cuestiones de seguridad para facilitar la ayuda humanitaria. Esto no solo fue en respuesta a una solicitud del gobierno haitiano, sino también una opción sugerida por el secretario general de la ONU, agregó.
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