Se extiende en forma acelerada el “síndrome blanco” en el Caribe

El síndrome blanco, la enfermedad cuyo origen aún se desconoce, ya amenaza el sistema coralífero de la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro, reveló Lorenzo Álvarez Filip, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En los últimos meses, hasta antes de la pandemia, se visitó más de un centenar de sitios a lo largo de 450 km de la costa quintanarroense, donde se monitorearon alrededor de 30 mil colonias de coral de casi 40 especies, muchas desarrolladoras de arrecifes, y todas están muertas.
El brote afecta a decenas de especies, la tasa de mortalidad en algunas zonas es superior a 90 por ciento y el incremento de la dominancia relativa de animales marinos oportunistas resultó en una pérdida neta de la funcionalidad de los arrecifes; la enfermedad es la perturbación más letal jamás registrada en el Caribe.
Durante el webinar El síndrome blanco: una nueva amenaza sobre la funcionalidad de los arrecifes del Caribe mexicano, confirmó que el padecimiento está arrasando la mayoría de comunidades de coral formadoras de arrecifes en alrededor de 450 km del mar Caribe.
“Si se toman en cuenta los beneficios directos e indirectos que proveen y se les pone valor, la economía del Caribe mexicano sostenida por los arrecifes es de alrededor de 9.5 billones de dólares anuales, además su importancia ecológica, lo que demuestra la importancia de atenderlos para que vuelvan a un estado más saludable.
“Entender qué está pasando con los corales es fundamental: en la región hay cuerno de alce, coral de montaña, cerebro y muchas otras especies formadoras de arrecifes; que al crecer van acumulando carbonato de calcio, básicamente roca calcárea a lo largo de décadas y siglos”, explicó.
El investigador refirió que ha habido disturbios y amenazas que han provocado la pérdida de corales, “que ya estaban mal cuando se detectó la presencia del síndrome blanco”, y calculó que, de acuerdo con diversos estudios en el Barcolab, “entre 80 y 90 por ciento de las poblaciones coralinas de la región fueron afectadas.
Recordó que el arribo del síndrome blanco al Caribe mexicano, concretamente al Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), se registró en 2018 en el sitio Fish Market, muy cerca de Puerto Morelos y el ICMyL; la enfermedad se registra oficialmente a lo largo del mar Caribe en inglés: story coral tissue loss disease,
El síndrome blanco fue identificado por primera vez en las costas de Florida en 2013, y durante el siguiente lustro fue expandiendo su letalidad; es muy grave porque mata todos los corales que toca y entre 2019 y lo que va del año se han detectado brotes en todo el mar Caribe y probablemente su área de influencia sea mucho mayor, subrayó.
El especialista indicó que se trata de una enfermedad emergente que afecta hasta ahora a más de 30 especies de coral; en el Caribe mexicano la mitad está dañada o muerta, con una alta prevalencia en algunas, además de que se propaga rapidísimo entre individuos y colonias, provocando mortandad masiva.
“Aún se desconoce el patógeno o cuáles son las condiciones que causan el síndrome blanco, es una gran pregunta de investigación. La buena noticia es que se acaba de aprobar un proyecto muy importante en colaboración con la científica Anastazia Teresa Banaszak y colegas del Cinvestav (Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional).
“Mucha de la evidencia hasta el momento está sugiriendo que el síndrome tiene que ver con comunidades bacterianas presentes en varios tipos de coral; se han aplicado tratamientos con antibióticos, antisépticos y probióticos; incluso alguien les puso yerbas curativas mayas, y parece que los primeros están funcionando.”
El investigador añadió que el peor escenario es cómo se transmite la enfermedad, pues nuevamente las evidencias disponibles hasta ahora indican que es por medio del agua; otra hipótesis refiere que la propagación podría darse mediante algunas comunidades de bacterias que viven en los sedimentos.
Luego de ocho meses de estudios se comprobó la rapidez de propagación y mortandad en las colonias coralinas del Caribe mexicano, señaló Álvarez Filip, y agregó que con procesos de mortalidad tan altos, en tantas especies diferentes, lo que se puede esperar son cambios importantes en la composición de los ecosistemas marinos.
“Básicamente se ha perdido 60 por ciento de la capacidad de construir arrecife en los sitios afectados por las especies y colonias que murieron debido al síndrome blanco. En las costas de Cozumel, la enfermedad se detectó entre diciembre de 2018 y enero de 2019; para febrero y marzo, la afectación ya era más amplia.”
Añadió que en julio de 2019 el síndrome ya estaba presente por todos lados, con una gran cantidad de corales muertos y una cantidad incalculable aún de colonias enfermas; de agosto a noviembre de ese mismo año se registró menor enfermedad porque la mortandad aumentó; los corales afectados ya se están cubriendo de algas.
A lo largo de 450 km de costa quintanarroense —el Sistema Arrecifal Mesoamericano— se visitaron alrededor de 110 sitios y evaluaron cerca de 30 mil colonias que contenían aproximadamente 40 especies de coral, entre otras, pilar (98 por ciento de pérdida), laberinto (94), flor suave (79), cerebro de valles amplios (75 por ciento) y varias acróporas.
“Es una tragedia de proporciones descomunales lo que le está pasando a algunas especies de coral. Una colonia de seis metros de largo por cinco de altura, talla que alcanzó durante al menos tres siglos, en sólo cuatro meses, enero-abril 2019, estaba completamente muerto, tragedia que se repite a lo largo de todo el Caribe mexicano.
“Hace tres días me informaron que un arrecife al sur, que se llama Light House Reef (Arrecife Casa Ligera), en Belice, ya tiene presencia de síndrome blanco, lo que es una muy mala noticia para Chinchorro porque puede haber conectividad por las corrientes marinas. No tenemos claro qué está pasando en Chinchorro, es la buena noticia; sin embargo, ahí está para estudiarlo.

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