La Asamblea General de las Naciones Unidas reiteró este jueves por trigésima vez de forma inequívoca su posición contra el embargo económico de Estados Unidos a Cuba y pidió que se ponga fin a ese castigo unilateral.
La resolución de rechazo obtuvo este año 185 votos a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel) y 2 abstenciones (Ucrania y Brasil).
“La igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales, consagrados en numerosos instrumentos jurídicos internacionales”, señala el texto adoptado y exhorta a todos los Estados a abstenerse de promulgar y aplicar leyes y medidas que los contravengan, e insta a la derogación de ese tipo de medidas a quienes aún las impongan.
Asimismo, expresa preocupación por disposiciones reglamentarias, como la promulgada por Estados Unidos el 12 de marzo de 1996, conocida como “Ley Helms-Burton”, “cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros Estados, a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación”.
Al explicar su voto, uno tras otro, los múltiples oradores de la sesión insistieron, a título nacional y como representantes de bloques de países, en el carácter ilegal del embargo, afirmando que constituye una violación flagrante y sistemática de la Carta de las Naciones Unidas, y exigiendo su levantamiento.
Los delegados destacaron el daño injustificado que el bloqueo inflige al pueblo cubano al privarlo de ingresos indispensables e insumos tan esenciales como los medicamentos.
De igual manera encomiaron al unísono la respuesta de Cuba al COVID-19 -que incluyó el desarrollo de vacunas contra el coronavirus-, y su solidaridad con otros países durante la emergencia sanitaria pese a sus limitados recursos.
La resolución A/77/L.5 se suma a las 29 que se han adoptado desde 1992, cuando la Asamblea General empezó a votar anualmente sobre la cuestión, con la única excepción de 2020 a causa de la pandemia de COVID-19.
En su alocución previa a la votación, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba afirmó que el embargo es “un acto deliberado de guerra económica con el propósito de impedir los ingresos financieros al país, destruir la capacidad del gobierno para atender las necesidades de la población, hacer colapsar la economía y crear una situación de ingobernabilidad”.
Bruno Rodríguez Parrilla denunció que desde 2019, el gobierno de los Estados Unidos escaló el cerco contra su país “a una dimensión extrema, más cruel e inhumana, para infligir deliberadamente el mayor daño posible a las familias cubanas”, y detalló que en los primeros 14 meses del presidente Joe Biden, “los perjuicios ocasionados por el bloqueo alcanzaron los 6364 millones de dólares, más de 15 millones de dólares diarios”.
También refirió que pese a que Estados Unidos aplicó exenciones humanitaria temporales a los países bajo embargo durante el peor momento de la pandemia, en el caso cubano, el bloqueo “se intensificó y generó dificultades y demoras para el arribo de insumos y equipamientos médicos imprescindibles para enfrentarla, en particular, para la industrialización de las vacunas cubanas. Se obstaculizó, incluso, la adquisición de oxígeno medicinal en terceros países”.
El canciller explicó que la inclusión “arbitraria y fraudulenta” de Cuba en la lista de supuestos Estados patrocinadores del terrorismo eleva exponencialmente el riesgo país y lo obliga a pagar cualquier mercancía hasta al doble de su precio en el mercado internacional.
Rodríguez Parrilla aclaró que Cuba no atribuye al embargo todas las dificultades que enfrenta hoy, “pero faltaría a la verdad quien niegue sus gravísimos efectos y no reconozca que es la causa principal de las privaciones, carencias y sufrimientos de las familias cubanas”, enfatizó.
En su discurso ante el pleno de la Asamblea, el diplomático cubano acusó a Estados Unidos de destinar decenas de millones de dólares y de valerse de los medios de prensa y plataformas digitales más poderosos para llevar a cabo una virulenta campaña de desinformación, descrédito, odio y desestabilización contra Cuba mediante métodos de una guerra no convencional.
Como parte de esta campaña, abundó, ha etiquetado a publicaciones, limitando su alcance en las redes y ha eliminado cuentas críticas en acciones selectivas y coordinadas que violan le derechos a la libre expresión de los cubanos.
El ministro del Exterior advirtió, por otra parte, que el bloqueo genera las condiciones que alientan la migración irregular, desordenada e insegura con todas las implicaciones que esto tiene.
Antes de terminar su participación, aseveró que aún en medio de las inhumanas limitaciones que impone el bloqueo, “Cuba nunca renunciará a su sistema socialista de justicia social (…) No aceptaremos los intentos de imponernos pretendidos paradigmas de democracia ni otra cultura extraña a la cubana. Con la misma energía que defendemos el derecho inalienable de cada país a decidir su sistema político, económico y social, reclamamos respeto para el nuestro”, recalcó.
Por otra parte, Rodríguez Parrilla agradeció el respaldo internacional a Cuba en el contexto de la recuperación de los daños graves causados por el huracán Ian en las provincias occidentales en septiembre pasado.
Luego de votada la resolución, el representante de Estados Unidos solicitó la palabra para sostener que su país mantiene su compromiso con pueblo cubano en su búsqueda de libertad, prosperidad y un futuro más digno.
“Estados enfocados en el bienestar político y económico de los cubanos, y centramos nuestros esfuerzos en la democracia y los derechos humanos y las libertades fundamentales”, apuntó, acusando al gobierno cubano de reprimir en julio pasado a los numerosos ciudadanos que se manifestaron pacíficamente en toda la isla demandando libertad.
El diplomático estadounidense aseguró que el gobierno cubano ha encarcelado incluso a menores de edad y ha usado tácticas intimidatorias, arrestos e interrupciones del servicio de internet para evitar que la gente ejerza sus derechos humanos.
Del mismo modo, llamó a las autoridades cubanas la liberación inmediata e incondicional de los prisioneros políticos, al igual que a proteger la libre expresión y asamblea pacífica de todas las personas en el país.
En cuanto al embargo, indicó que existen excepciones y autorizaciones para la exportación de alimentos, medicinas y otros insumos humanitarios para Cuba, añadiendo que Estados Unidos dona una cantidad significativa de bienes humanitarios a los cubanos, además de ser uno de los principales socios comerciales del país caribeño.
“Estados Unidos se opone a esta resolución, pero apoya al pueblo cubano y seguirá buscando formas de brindarle respaldo continuo”, concluyó.
Cuba refutó los argumentos estadounidenses, calificándolos de “afirmaciones falaces”.
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