Al igual que ocurre entre los humanos, en el reino animal también podríamos decir que “Cada cabeza es un mundo”.
Por ejemplo, Científicos de la Universidad de Cornell, Nueva York, señalan que en AUSTRALIA, la araña del HUNTSMAN, cuyo nombre científico es “DELENA CANCERIDES”, no vive solitaria en una telaraña, sino que tiene una intensa vida social, y defiende de depredadores la colonia en que vive junto a cientos de individuos debajo de la corteza de los árboles.
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Reemplazando parte de la corteza de los árboles en que habitan estos arácnidos con plástico transparente para crear ventanas, los científicos pudieron estudiar su comportamiento nocturno durante 68 noches, pues estas arañas son más activas al ponerse el sol.
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Comprobaron que estos insectos salen a cazar y, si al amanecer aún les sobra comida, llevan consigo a la colonia parte de su presa para compartirla.
Más solidarias que muchos humanos, ¿no?