Pan sin fronteras

Me gusta ser una persona que impacta mi entorno y cuando pienso en ello, me doy cuenta de que con la llegada de la “virtualidad” a nuestras vidas, “mi comunidad” es el mundo. Las causas benéficas, el contribuir con un poco o un mucho de lo que “yo” pueda dar a los demás siempre lo he considerado un “regalo”, no para aquel que se verá favorecido, sino para mi misma. Llenarnos el corazón cuando aportamos y nos “damos a los demás”.

Tuve oportunidad de compartir una charla muy bonita desde la cocina, con el horno encendido, el frío exterior y encontrando aspectos que resuenan entre 3 voluntarias y amigas. Proyectos con Identidad AC fundada y presidida por Sara Eslava junto con un grupo de voluntarios (en este caso Azucena Ramírez) confluyen para brindar su tiempo, conocimientos y generar acciones con el objetivo de promover el autoempleo, acompañar a productores y emprendedores y por supuesto, sumarse a causas de ayuda humanitaria. Todo esto, nos dio el marco ideal para hablar sobre la “identidad” de los pueblos.

La identidad, se determina para una persona por el conjunto de características que la diferencian de otras. Es un sentimiento de pertenencia y que nos hace únicos. Con la identidad reconocemos quienes somos y como nos adaptamos al entorno en que vivimos.

Nacer en un sitio nos llena de manifestaciones socioculturales: valores, creencias, usos, costumbres y tradiciones. También los factores históricos, contexto y entorno influyen en ello.

Bien sabemos los que somos mexicanos, que nuestro arraigo culturalmente es fuerte, enalteciendo nuestras raíces y considero que la mayoría lo tenemos muy asumido. Nos identificamos por un idioma que permite nos comuniquemos de mejor manera, también por lo que comemos, actuamos e incluso por como vestimos.

Por lo que te pregunto ¿qué pasa cuando cambiamos nuestro lugar de residencia?, sea en el propio país o en otro podremos descubrir lo diverso que puede ser el mundo, tener otra perspectiva. Y quizás, uno de los ejemplos más destacados respecto a la identidad, es justamente la gastronomía.

Hace poco leí por ahí: “lo que está en la mesa de alguien, hoy es el resultado de su historia”. La comida nos identifica, nos une. El territorio dónde vivimos nos proporciona los alimentos que constituyen nuestra dieta diaria. El clima, el tipo de tierra, las estaciones del año, las técnicas utilizadas para la preparación de los alimentos, los aspectos económicos e incluso políticos definen lo que comemos y porqué lo comemos; dotándonos de identidad.

En el caso de la cocina mexicana se identifica principalmente por ser picante, la turca por el uso de las especies, la japonesa por la pureza de los ingredientes, la francesa por su sofisticación y un largo etcétera.

Así que te propongo puedas reflexionar sobre ¡tu identidad!, por cómo la vives, cómo la compartes con otros y porque no, si vives en un lugar que no es tu sitio de origen: ¿cómo has ido adaptándote a otras identidades?

Azucena Ramírez, viviendo en Francia nos compartió la receta de “pain d´épices” (pan de especies: clavo, semillas de cilantro, anís estrella, nuez moscada y canela) de consumo tradicional en época navideña, sin embargo también puede ser la delicia de cualquier desayuno o merienda para compartir con helado, un café o una copa de “champagne”.

Por último, considero que es importantísimo tener nuestra identidad bien arraigada, disfrutarla y ser respetuosos con la de otros.

Gracias querido lector por permitirme compartir semana tras semana. ¡Nos vemos pronto!

Por Marletza