Educar en el feminismo es educar en igualdad, significa trabajar desde ahorita por una sociedad igualitaria para el mañana y educar infancias feministas es buscar y promover un cambio en las bases sociales de privilegios establecidos históricamente para, y generalmente por, el género masculino.
Esto de acuerdo al colectivo Mujeres Vivas, Mujeres Libres es el punto en común de dos movimientos: la marea morada y la marea verde, para ellas el feminismo es la herramienta más útil para educar a tus hijas e hijos en igualdad real.
“Los datos nos dan un panorama terrorífico de donde estamos el día de hoy: las niñas a partir de los 6 años se sienten menos inteligentes que los niños. Viven en un mundo rosa lleno de princesas, juegos de comidita, bebés que toman mamila mientras que el de los niños es azul con futbolistas y piratas que no lloran. La culpa es de los estereotipos: referentes culturales que enseñan a las niñas y niños cómo tienen que expresarse, comportarse y relacionarse”, señala el movimiento en un comunicado.
Afirman que a las niñas se les enseña a ser sumisas, tranquilas y obedientes, mientras que a ellos se les corta de raíz la sensibilidad, estarán destinados a ser fuertes y valientes y en este contexto cuestionan ¿Cómo formar personas libres, seguras de sí mismas y respetuosas sin importar su sexo?
Intentando aportar a la solución de la duda, Mujeres Vivas, Mujeres Libres hace algunas recomendaciones para romper los estereotipos en familia.
“El primer lugar de cambio es casa, lo que las infancias aprendan ahí, será llevado a otros espacios”, señala.
A continuación, las recomendaciones del colectivo.
1. Dejar de decirles a los niños que “se porten como un hombre” y que “no lloren”, o que “corren como una niña”.
2. Cambiar el discurso con las niñas, nada de “pórtate como una señorita”, o “las niñas no hacen eso”.
3. Fomentar en las niñas el liderazgo, la valentía y el espíritu de lucha.
4. Cambiar la noción de que los niños no tienen qué ser siempre fuertes, poderosos y valientes.
5. Dar la oportunidad a los niños de ser sensibles, respetuosos, empáticos y comunicativos. Los sentimientos no tienen género, y los niños a los que se permite desarrollar su sensibilidad tienden mucho menos a recurrir a la violencia física para resolver sus frustraciones.
6. Nuestras niñas y niños tienen que saber que vivimos bajo un sistema patriarcal que favorece al hombre, para que los niños aprendan a usar sus espacios de poder para ser aliados contra el machismo, y las niñas aprendan a apropiarse del espacio que les corresponde por justicia.
7. Educar sin violencia, sin discriminación y fomentar en ellas y ellos la comunicación, la empatía y la tolerancia.
8. Enseñar a las niñas que ellas tienen la oportunidad de decidir sobre sus vidas y futuro: si quieren ser madres, profesionistas, deportistas, todas las anteriores, o incluso, por qué no: presidentas.
9. Dar libertad a nuestras infancias para que se expresen como quieran.
10. Poner el ejemplo en el cambio de roles y hacer esfuerzos por mostrar referentes de mujeres diversas en todos los ámbitos
11. Enseñar a las niñas que no necesitan cambiar quiénes son para ‘gustar’ a la sociedad.
Parece una tarea enorme, pero si educamos a las infancias en el concepto real de igualdad, es decir, en el feminismo, les estamos ayudando a construir un futuro mejor donde puedan por fin crecer y convertirse en adultos en una sociedad que se parece más a la que esperamos puedan disfrutar.
Imagen de Jill Wellington en Pixabay
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