El subsuelo de la Península de Yucatán, es como una esponja que recibe el agua, pero la deja pasar y forma ríos subterráneos y cenotes. La selva que nos rodea recibe grandes cantidades de agua, durante la época de lluvias, que después de regar las plantas, es absorbida y se integra en esos ríos o desemboca en el mar.
El asunto es, que al contruir vialidades, y desarrollos habitacionales, comerciales , hoteles y zonas de esparcimiento, cambiamos la naturaleza de la capa superficial del suelo, colocando materiales impermebles, que no permiten el paso del agua.
Y no es que no exista la legislación necesaria en materia de Impacto Ambiental, para generar un desarrollo sustentable, en el que se consideren situaciones como estas al momento de construir, el problema es la omisión de reglas o la falta de comunicación entre los 3 órdenes de gobierno, los que generan este caos.
Ejemplo de esto es Puerto Cancún donde la autorización de estacionamientos subterráneos acabó con la posibilidad de encontrar cause para toda el agua que escurre hacia esa zona y que naturalmente desembocaba en el manglar.
No es, entonces de extrañar que cuando llega la temporada de lluvia, el agua no tenga salida.
Si bien existieron esfuerzos por administraciones pasadas, como la de Paul Carrillo, que se dió a la tarea de perforar pozos de agua en las zonas mas bajas y hacia donde escurre toda el agua de la ciudad, también existen empresarios a los que esto les importó un comino o simplemente no lo saben, porque no viven aqui, que construyeron además un centro comercial con el mismo tipo de estacionamiento, que volvió a ocasionar las inundaciones que hoy padecemos.
En fin, hoy día el rumor de que se desarrollará un proyecto sobre el manglar que se ubica en la SM 84, pone a temblar a los vecinos y a los cancunenses.
Los que conocen las conexiones de las tuberias del fraccionamiento Bahia Azul, saben que existe una entrada de agua que viene desde la Donceles 28 y mas allá, es decir, por ahi ocurre un escurrimiento importante que desemboca justamente en ese manglar, estamos hablando de agua de lluvia, que « alimenta » el manglar y lo mantiene, es por lo tanto, para los vecinos de esta zona, una terrible noticia, siquiera pensar que podrían destruir el último resquicio de manglar que queda, de todo el ecosistema original.
En el momento en que se autorice algún proyecto ahi, quedará claro, que cualquier Estudio de Impacto Ambiental realizado con anterioridad, no tuvo razón de ser, pues el desarrollo sustentable considera la permanencia del ecosistema a impactar y es por
eso que debe revisarse la situación original del ecosistema y desde ahi tomar la decisión de autorizar o no cualquier proyecto.
El terreno restante, no debe considerarse como el 100% del escosistema original, pues este es el restante que sobrevive al desarrollo inmobiliario que tiene a su alrededor y cualquier proyecto por pequeño que sea, pone en riesgo la existencia del ecosistema, con lo impactos adversos que le acompañan, espero que para la toma de decisiones se considere el bienestar de muchos contra los intereses de pocos.
Parece un pequeño manglar, pero cuando el agua suba muchos vecinos, perderán sus pertenencias, sus casas, sus autos, el ayuntamiento deberá destinar mas recursos, que podrían resolver otras necesidades, a esta emergencia, es un proyecto que nos podría costar muy caro.
Por Patricia Pérez / @zabukan_
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