Nadie tiene derecho sobre ti

 Yo no voy a casa de nadie a decirle con quién se tiene que acostar, cómo se tiene que vestir o qué puede ser y qué no.
¿Me pueden explicar cómo puede haber tanto retrasado en el mundo que piensa que están en su derecho de hacerlo?

Esto viene a colación por los comentarios que leo en las noticias sobre el hijo de Angelina Jolie y la hija de Charlize Theron, ya ni siquiera por los de las mias, que son igual de deleznables.

En primer lugar ¿creen estos tarados que a las señoras Theron y Jolie le importa un pimiento la opinión que tengan unos ignorantes semejantes?

Estas dos madres hacen lo que deberían de hacer todas las madres, ayudar a sus hijos a desarrollarse sin prejuicios y ser ellos mismos.
El que detecten tan pronto la identidad de género de sus hijos no les garantiza que vayan a ser felices en el futuro, pero sí les garantiza que van a ser ellos.

Para los que se llevan las manos a la cabeza con la palabra NIÑO, normalmente, y aunque, puede ocurrir a cualquier edad, las personas transgénero lo detectan en su infancia; yo lo supe con 4 años y desgraciadamente no tuve una madre ni una sociedad que pudiera ayudarme en ese aspecto, algo que por ejemplo si tuvo Ángela Ponce, actual miss España.

Me da gusto ver a tantos padres con sus hijos acudir a la misma Unidad de Identidad de Género donde yo acudo, dice mucho del avance de la sociedad, porque son personas sensibles que lo único que quieren es ayudar a sus hijos, no criar morcillas robóticas que se comporten como su Dios manda.
A mí, como a ellas y ellos me importa bien poco la opinión de tanto erudito salido de Cambridge con especialidad en transexualidad, etc, pero sí me ha tocado, o he decidido llenar un vacío existente entre tanto retrógrado y personas normales.
Hay una especie de buenismo por parte del colectivo lgtb en el que evitan la confrontación, como si la cosa no fuera con ellos. A mí me perdonan, aunque me sean irrelevantes estos retorcidos que no han hecho nada en sus putas vidas más que tragar y chupar tirados en un sofá, tengo el deber de hacer con ellos algo que se me da muy bien, “mandarles a tomar por el culo” y ponerles en su sitio cuántas veces haga falta.

Hay una lucha ficticia, que no debería existir, entre las personas lgtb y las personas que dicen ser normales. Un TERROR, un MIEDO como si les fueran a obligar a ellos, a sus hijos y a sus madres a ser gays o lesbianas o bisexuales o lo que coño más les asusté. PÁNICO a que les quieran imponer lo que precisamente quieren imponer ellos “que la gente se acueste y sea como ellos digan”.

A ver si se centran y piensan un poquito. 
Les da miedo que se vea, que exista, no sea que alguien les vaya a copiar.
DATO: mi hija tiene 8 años y no quiere ser un chico ni le gustan las niñas, por mucho que yo sea transgénero o nos vea a su madre y a mi juntas.

Si quieren seguir con la guerra me van a encontrar en la batalla porque soy una gran luchadora. Como le dije a una amada novia mía, hay gente que solo aprende a hostias, gente ignorante que viene de la calle y está acostumbrada a la ley de la selva. Lo sé porque yo vengo de allí, y si tengo que clavarles los colmillos hasta que aprendan lo voy a hacer.
Me encanta y no tengo problema con ello, me recuerda a mi barrio.

Por Karla Gascón / bycarlosgascon.wixsite.com/bycarlosgascon / gasconcarlos.blogspot.mx / carlosgascon.com / facebook.com/pages/Carlos-Gascon/116241045977 / imdb.me/carlosgascon