El juego de las canicas, desde que llegó a México en la época Colonial, ha sido uno de los preferidos en nuestro país. Durante el juego, pares o montones de niños -y a veces adultos- se unen para ganar más canicas o dinero. Sin embargo, lo más importante de jugar canicas no es lo obtenido sino el placer de convivir con los otros.
Historia
En 1991, durante los trabajos de salvamento arqueológico que se realizaron en el subsuelo de un estacionamiento en la calle de Bolivia núm. 16, en la Ciudad de México, se localizó la planta arquitectónica de una casa vecindad del siglo XVIII.
Entre los materiales recuperados en contexto de relleno y en los tubos de barro vidriado del drenaje se encontró una cantidad considerable de pequeñas esferas de piedra, barro y vidrio.
Estas esferas no eran otra cosa que canicas, y como tales quedaron catalogadas. Separamos las canicas por categorías: agüitas (de vidrio de un solo color) y tréboles (transparentes con cuatro pinceladas de uno o varios colores en el interior). Mientras tanto, el señor Edmundo Tenorio, trabajador de la Dirección de Salvamento Arqueológico, se mostró gratamente sorprendido y recordó los nombres de las distintas canicas, las formas de jugarlas y los términos que se utilizaban en torno al juego.
Decidimos realizar un trabajo de rescate de la tradición oral de las canicas, un juego cuya influencia cultural fue determinante como medio de identidad social y que aún se conserva en la memoria de las generaciones de los años treintas a los setentas del siglo XX.
El Origen
El origen de la palabra canica proviene del germano knicher (bola con la que juegan los niños). En Sudamérica se conocen como bolitas y en el Altiplano mexicano como cuirias o cuicas. En Nayarit las llaman pichas. Cada país y cada región les da un nombre diferente.
El Mundo
Las canicas se han jugado en todo el mundo prácticamente desde que el hombre descubrió que un guijarro redondo podía rodar. Se han encontrado pequeñas pelotas de barro de la Edad de Piedra; los niños egipcios y romanos las jugaban, según constancias que se encuentran en el Museo Británico, al igual que los pequeños europeos de la Edad Media. En Frankfurt, Alemania, hay un museo de canicas y en Australia aún se realizan torneos nacionales.
En el mural de Tepantitla, en Teotihuacan, se aprecia un grupo humano jugando con bolitas; sin embargo, en Latinoamérica el juego como tal es de origen español. En los romances de Delgadina, de los siglos XVII y XVIII se cantaba: “A los tres días de encerrada/se asomó en otra ventana/ adonde estaba su hermano/ bolitas de oro jugaba”.
Preparando el Juego
Las canicas se clasifican de acuerdo con el material de su elaboración, su tamaño y sus características. Pueden ser de barro, de piedra y de vidrio. Existen distintos tipos de canicas, entre los jugadores eran muy apreciados:
El tirito o ponche de color opaco o monocromático, que por ser de vidrio más sólido podía cascar a las otras canicas.
El perico que es una canica blanca con líneas onduladas de colores que asemeja el plumaje de esa ave.
Las ágatas que destacaban por su valor y su belleza con tenues líneas de color dentro de la esfera transparente. Esta canica competía con la ágata el diablito de color rojo, que muy pocos jugadores podían poseer.
Las canicas más aptas para el juego medían 1.5 cm, pero había más pequeñas y otras de mayor tamaño llamadas bombonas, toninas, bombochas, macalotas o caniconas.
El terreno de juego debía ser de preferencia plano, sobre tierra compactada y en espacios abiertos. La mano que iba a tirar debía permanecer firmemente en la tierra, aunque también se podía tirar estando el jugador de pie. Las maneras más comunes de tirar eran de huesito.
Esta forma era sostener la canica entre la falange del pulgar doblado y la parte de la huella del índice, y de uñita: colocando la canica entre la uña del pulgar y el hueco formado por la curva del índice. Este último tiro era propio de las niñas. Los niños consideraban su tirito como un amuleto y lo elegían cuidadosamente tomando en cuenta su tersura y su facilidad para deslizarse.
Este artículo fue publicado originalmente en peregrineros.wordpress.com y es reproducido con el permiso de sus autores. Para leer la publicación original visita: https://peregrineros.wordpress.com/2021/10/06/las-canicas-un-juego-con-influencia-cultural-e-identidad-social/
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