El 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, una fecha significativa para crear conciencia sobre esta enfermedad que puede desarrollarse en cualquier parte del cuerpo humano. La comprensión de cómo el cáncer afecta a millones de personas es crucial para abordar no solo su tratamiento, sino también la calidad de vida de quienes lo padecen. Este año, el lema de la campaña es “Por unos cuidados más justos”, resaltando la necesidad de estrategias equitativas en el acceso a la atención oncológica.
El cáncer se origina cuando las células dejan de seguir su ciclo normal de reproducción y muerte. En condiciones normales, las células se dividen para reemplazar a las que han envejecido o se han dañado. Sin embargo, en algunos casos, se forman células anormales que pueden proliferar descontroladamente, generando tumores. Estos tumores pueden ser benignos o malignos; los segundos poseen la capacidad de invadir tejidos cercanos y diseminarse a otras partes del cuerpo (metástasis), contribuyendo a un impacto devastador en la salud de los pacientes.
En México, el cáncer representa la tercera causa de muerte, con aproximadamente 195,000 nuevos casos diagnosticados cada año. Factores como el consumo de tabaco, el alcohol, la obesidad y la inactividad física incrementan el riesgo de desarrollar la enfermedad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre un 30% y un 50% de las muertes por cáncer son prevenibles. Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada y ejercicio regular, puede reducir las probabilidades de sufrir esta enfermedad.
El papel del ejercicio en la recuperación
Recientes estudios han evidenciado que la actividad física regular puede ofrecer múltiples beneficios a aquellos diagnosticados con cáncer. No solo mejora la salud cardiovascular y fortalece los músculos, sino que también ayuda a mitigar la fatiga —uno de los síntomas más comunes asociados con la enfermedad. La investigación indica que, en sobrevivientes de cáncer de colon en estadio III, la actividad física puede disminuir significativamente el riesgo de recaída y mortalidad. Esto resalta la importancia de incorporar el ejercicio dentro del plan de tratamiento oncológico.
El Dr. José Manuel Ruiz Morales, oncólogo médico, enfatiza que “la decisión de continuar o comenzar un programa de ejercicio debe ser supervisada por un médico oncólogo, quien personalizará las actividades de acuerdo a las capacidades y limitaciones de cada paciente”. Este enfoque asegura que los beneficios del ejercicio se obtengan sin comprometer la salud del paciente.
Psicooncología: apoyo emocional esencial
Además de los efectos físicos del cáncer, el impacto emocional del diagnóstico es profundo y generalmente subestimado. Aquí es donde entra en juego la psicooncología, una disciplina diseñada para ayudar a los pacientes a gestionar la angustia, la ansiedad y los cambios en su dinámica familiar. La psicooncóloga Kelly Loyo, de la Fundación Cáncer Warriors de México, explica que hasta el 40% de la población oncológica puede presentar trastornos depresivos, por lo que el apoyo emocional resulta tan vital como el tratamiento físico.
Consolidar una red de apoyo robusta no solo contribuye a la adaptación ante el diagnóstico de cáncer, sino que también mejora la adherencia a los tratamientos médicos, lo que puede resultar en mejores resultados a largo plazo. Las intervenciones psicooncológicas pueden incluir terapia individual, grupos de apoyo y talleres familiares, buscando fortalecer tanto el bienestar emocional del paciente como el de sus seres queridos.
Integración de ejercicio y apoyo emocional: un enfoque holístico
La combinación de actividad física con el apoyo emocional en el contexto oncológico se ha demostrado eficaz en mejorar la calidad de vida. Realizar ejercicio antes, durante y después del diagnóstico de cáncer ayuda a aumentar el nivel de energía y mejorar el descanso nocturno, además de contribuir a la gestión de la ansiedad y la angustia. Este modelo multidisciplinario destaca la importancia de un enfoque integral, que no solo aborde la salud física, sino también la mentalidad positiva y la adaptación al proceso oncológico.
Eventos como la Segunda Carrera Cáncer Warriors en la Ciudad de México ejemplifican cómo se pueden enlazar el ejercicio y el apoyo emocional. Organizado con el respaldo de Merck, este evento no solo fomenta el ejercicio entre los participantes, sino que también destina recursos a quienes enfrentan la enfermedad y a sus familias, creando un espacio de solidaridad y esperanza.
Tal como menciona Cristian von Schulz Hausmann, Director General de Merck México, “la evidencia respalda que estas estrategias no solo reducen los efectos secundarios físicos y emocionales, sino que también aumentan la esperanza de vida”. Este enfoque integral es clave para enfrentar el desafío del cáncer y honrar a aquellos que han luchado contra esta enfermedad.
El tratamiento del cáncer debe ir más allá de la atención médica convencional. Integrar el ejercicio físico y el apoyo psico oncológico en un enfoque colaborativo puede transformar la experiencia de los pacientes y sus familiares, promoviendo una calidad de vida digna y esperanzadora en sus recorridos personales hacia la recuperación.
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