Cuatro mitos en la historia de la música

Pink Floyd y el Mago de Oz

Un rumor que todavía hasta nuestros días sigue sorprendiendo, tiene que ver con el disco Dark Side of the Moon de 1973, que se trataría en realidad de la banda sonora secreta de la cinta El Mago de Oz, filmada en 1939.

Aunque Pink Floyd desde siempre negó tal relación, sincronizar la música del álbum junto con la vieja película (corriéndola sin sonido) la verdad resulta escalofriante:

En la canción On The Run se escuchan efectos de sonido como helicópteros y aviones, mientras que Dorothy (Judy Garland) parece mirarlos en la escena donde canta Somewhere Over the Rainbow.

Money inicia exactamente cuando del blanco y negro se cambia al color (nacía el Technicolor en el cine) además de que un solo de guitarra parece ser tocado por la bruja Glinda con su varita mágica como instrumento.

Cuando suena Brain Damage (daño cerebral) el Espantapájaros canta If I Only Had a Brain (si tan sólo tuviera un cerebro).

El famoso latido que abre y cierra el conceptual disco, coincide cuando el Hombre de Hojalata entona If I Only Had a Hearth (si tan sólo tuviera un corazón).

La transfusión de sangre de Keith Richards

Que el guitarrista de los Stones eran un probado consumidor de todo tipo de sustancias químicas es algo admitido por él mismo. De hecho, tampoco es que nunca se haya caracterizado por llevar una vida sana. Sin embargo, a mediados de los 70 se difundió el rumor de que, para superar su adicción a la heroína, Keith se había sometido a un cambio completo de la sangre que circulaba por sus venas en una clínica suiza.

Niccolo Paganini el violinista del diablo.

El más famoso violinista genovés era descrito por la sociedad de su época como un cadáver ambulante de piel blanquecina y ojos negros y profundos. Cuentan que cada una de sus manos extendidas alcanzaba los cuarenta y cinco centímetros, lo que le permitía realizar complejísimos movimientos con su violín, hasta el punto de que muchas de sus partituras aún se siguen considerando como las más difíciles piezas para dicho instrumento jamás escritas.

Es conocido el rumor que aseguraba que Paganini tenía un pacto con el diablo, al que había vendido su alma, pero no era el único. También se decía que era hijo de una bruja, o que su violín (uno de sus Stradivarius) encerraba el alma cautiva de mujeres de melodiosa voz. Claro que el hecho de que al tocar pusiese los ojos en blanco, o que, tras romper tres cuerdas acabase complicadas piezas con una sola, o que fuese extravagante en el vestir y que en su lecho de muerte no quisiese ver a un cura, no le ayudó a eliminar su fama demoniaca. De hecho cada vez se acrecentaba más y la Iglesia impidió que fuese enterrado en tierra Santa, por lo que su ataúd estuvo rodando de cementerio en cementerio a la espera de ser inhumado.

Quizás la leyenda del violinista del diablo se baso en lo que alguna vez relato Tartini acerca de su sonata El trino del Diablo:

«Una noche, en 1713, soñé que había hecho un pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes. Todo me salía maravillosamente bien; todos mis deseos eran anticipados y satisfechos con creces por mi nuevo sirviente. Ocurrió que, en un momento dado, le di mi violín y lo desafié a que tocara para mí alguna pieza romántica. Mi asombro fue enorme cuando lo escuché tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica como nunca antes había oído. Tal fue mi maravilla, éxtasis y deleite que quedé pasmado y una violenta emoción me despertó. Inmediatamente tomé mi violín deseando recordar al menos una parte de lo que recién había escuchado, pero fue en vano. La sonata que compuse entonces es, por lejos, la mejor que jamás he escrito y aún la llamo «La sonata del Diablo», pero resultó tan inferior a lo que había oído en el sueño que me hubiera gustado romper mi violín en pedazos y abandonar la música para siempre…»

Hotel California encierra connotaciones satánicas

Cuentan que existe un Hotel California cercano a Los Ángeles, que en realidad no es más que un apodo, pues no es un hotel, no, en realidad es… un hospital psiquiátrico llamado Camarillo State Hospital, cerrado en 1997. En teoría, la canción desarrolla los diferentes estados mentales de un enfermo mental, desde su más total inconsciencia, a sus delirios y sus momentos de lucidez, en los que se percata de dónde se encuentra en realidad. Lo sé, no es espectacular. Se complica la historia cuando aparece el Diablo. Cuando dice que intentan «kill the beast» y no haber tenido a ese «spirit here since 1969», gente con mucho tiempo libre de todos los lugares de Estados Unidos empieza a salivar. De todas formas el mito se crea por el diseño del disco. Aparecen una serie de personas en el patio de una típica taberna mexicana o californiana. Desde un balcón, les observa nada menos que Anton Lavey, sacerdote satánico, representado con los brazos abiertos, recibiendo al pueblo e invitándole a entrar en una trampa de la que no puede salirse. La multitud está condenada desde ese momento a su protección.

El caso es que Anton Lavey, al parecer, fue quien pidió expresamente a los Eagles que escribieran este tema, creándola en una habitación de Hotel California. La canción pues, no sería una crítica al consumismo o a la sociedad en general, sino que abordaría un ritual satánico de sacrificios, en el cual cuando se entra ya no se puede escapar, You can check out anytime you like but you can never leave. Quien la vive es un tipo que entra en el Hotel buscando refugio… otros dicen que es un fantasma… los típicos lugareños de toda película del Oeste cuentan que en verdad un miembro del grupo se hospedó en aquel lugar y conoció a una chica de la localidad. La visitaba periódicamente, hasta que ella murió y le escribió la letra.

Este artículo fue publicado oroginalmente en peregrineros.wordpress.com y es reproducido con el permiso expreso de sus autores. Para leer el artículo original, visite https://peregrineros.wordpress.com/2023/11/22/cuatro-mitos-en-la-historia-de-la-musica/

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