Dentro del mundo del emprendimiento existen muchos matices en el día a día del emprendedor. La “aventura” al emprender, tomar la decisión de poner en valor uno o varios talentos para desarrollar un plan de negocio y con ello, sumergirse en el aprendizaje continuo, establecimiento de metas, asumir riesgos, tomar decisiones, mantener la motivación, ser suficientemente innovador y creativo para que al paso del tiempo; el proyecto pueda sostenerse derivado de los ingresos.
Sin duda, hay que tener madera de emprendedor, mantener los pies en la tierra y poder encausar los recursos con que se cuenta y sino, “crearlos”. El emprendedor debe partir de “sí mismo”, sus valores, habilidades, debilidades y visión del mundo a través de sus ideas.
Conversé con Martina Bueno, comunicóloga, mercadóloga y multi-emprendedora. Su experiencia en estas asignaturas por más de 17 años con marcas internacionales, la llevó a crear su propia agencia de marketing y relaciones públicas en Mérida, Yucatán, México.
El camino del emprendedor es arduo, pero debemos saber cuándo es momento de subir un peldaño más y volvernos “empresarios”. Esto tiene que ver con la formalización del negocio, darle estructura, construir una empresa (sí, en papel también); aunado a la definición de procesos, implementar tecnología para aumentar la productividad, conformación de equipo de trabajo (delegar) y por supuesto; trabajar en estrategia considerando los aspectos básicos de la administración (planeación, organización, dirección y control).
Martina destaca 2 factores importantes que han marcado el antes y después de su faceta como empresaria: la adaptación al medio y al momento, así como la capacitación; con ambas llego “el cambio de mentalidad”, potenciando la intuición para tomar decisiones fundamentales y correctas. Lo hizo al incluir un mentor en su camino, cuando comenzó a organizar los recursos y acciones enfocadas en sus metas. Todo ello, le permitió crecer personal y profesionalmente abriendo su visión y desarrollando su creatividad. Se atrevió a tomar decisiones para otorgar responsabilidades y confianza en su equipo. De manera que aceptó cambios, visualizó nuevas oportunidades, ha aprendido a ser más flexible y considerar el cambio de ciertas creencias.
Algo que destacó, es la conformación de una red de apoyo, de contactos… personas que suman al negocio ya sea como aliados estratégicos, socios, colaboradores e incluso el entorno familiar.
Desarrollar una idea de negocio para después ponerla a prueba y llegar a alcanzar la estabilidad financiera es cosa de todos los días. Así que si has decidido este camino mantén una actitud de éxito, confía en ti, aporta valor, se proactivo, desarrolla tu liderazgo y siempre mantente abierto a aprender de otros.
Y tú, ¿eres emprendedor o empresario?
Por Marletza