En una reciente entrevista, Antonio de Juan, presidente del holding “Little Big Hospitality Group”, compartió su visión sobre la creación de este conglomerado que integra seis empresas bajo un mismo talento. De Juan explicó que el surgimiento del grupo fue un proceso completamente natural, sin haber sido una idea preconcebida ni respaldada por una estrategia empresarial delineada.
El camino hacia lo que hoy es Little Big Hospitality Group comenzó tras la crisis ocasionada por la pandemia. A pesar de regresar a México “casi con una mano delante y otra detrás”, este país se convirtió en el catalizador de su éxito. Antonio afirma, “México cambió completamente mi vida, no solo a nivel personal, sino a nivel profesional.” Durante su estancia, mientras su familia se encontraba confinada, de Juan decidió actuar guiado por un impulso que resultó ser decisivo. En poco tiempo, estableció oficinas en Cancún y Ciudad de México, logrando posicionarse como una empresa líder en el sector de alimentos y bebidas.
La evolución del grupo inició con Talent Chef, empresa enfocada en el desarrollo de conceptos gastronómicos. Al recibir una creciente demanda de sus clientes para diversificar sus servicios más allá de la gastronomía hacia el ámbito hotelero, Antonio tomó nota. “Los clientes empezaron a echarnos un poco de cara”, recordó. Esta insistencia llevó a la creación de Taylor, una empresa dentro del holding dedicada a la creación de marcas hoteleras. De Juan enfatizó que todos los involucrados en Little Big venían del sector hotelero, aplicando la misma creatividad demostrada en gastronomía al sector de la hospitalidad.
Taylor se encarga del análisis de mercado para identificar las necesidades específicas de cada nuevo destino y hotel, asegurándose de ofrecer experiencias únicas que diferencien sus proyectos en un competitivo mercado. Así, Antonio ha logrado fusionar su experiencia en alimentos y bebidas con la creación y gestión de marcas hoteleras.
Un aspecto fundamental en esta dinamización de la experiencia es la colaboración con Antonio González, director de experiencias de Little Big. Antonio de Juan y Antonio González forjaron una amistad hace 18 años en el Hotel Don Carlos, donde ambos trabajaban. Desde entonces, han colaborado en la creación de diversos conceptos y eventos en este emblemático hotel de la Costa del Sol. “Ya teníamos una capacidad grandísima los dos de crear”, afirmó de Juan, recordando aquellos momentos en que juntos diseñaron varios eventos exitosos.
Cuando de Juan fundó Talent Chef, sintió que necesitaba contar con la experiencia y visión de González. De esta manera, el director de experiencias se ha convertido en una figura clave dentro del grupo, asegurándose de que las ideas se materialicen en propuestas sólidas que resuenen con los huéspedes y cumplan con sus expectativas. “Me gusta crecer con el equipo, me gusta crecer de la mano de la gente que me ayuda,” indicó de Juan, refiriéndose a su enfoque en la colaboración y el trabajo en equipo.
La alianza entre ambos Antonios ha dado frutos significativos, permitiendo la creación de Tailors, otra de las empresas del holding, que refleja su filosofía de innovación y dedicación en el sector turístico. Su relación no solo es profesional, sino que también está cimentada en una fuerte amistad, lo cual Antonio considera esencial para el crecimiento y desarrollo de sus proyectos.
En resumen, la historia de Antonio de Juan y la formación de Little Big Hospitality Group es un testimonio del poder de la adaptabilidad, la colaboración y la pasión. El holding continúa expandiéndose y evolucionando, enfrentando nuevos desafíos con la misma creatividad que les ha permitido destacarse en el competitivo mundo de la hospitalidad. La visión de Antonio de Juan sigue guiando el camino hacia un futuro lleno de posibilidades y logros en el sector.
Con su enfoque en la innovación y la experiencia del cliente, Little Big Hospitality Group no solo se destaca por su oferta gastronómica y hotelera, sino también por su compromiso con la creación de experiencias únicas y memorables para huéspedes en cada uno de sus destinos. Después de establecer la marca Tailors, de Juan lanzó Alia, un estudio de arquitectura ubicado en Ciudad de México que hoy cuenta con más de 27 arquitectos. Esta decisión surgió de una colaboración exitosa con Andrés Cajiga. La sinergia entre su experiencia en hospitalidad y la maestría arquitectónica de Cajiga dio lugar a una potente alianza. De Juan destacó que “Andrés es uno de los mejores arquitectos de hoteles en Latinoamérica y el Caribe”, lo que fortalece el enfoque de Alia hacia la creación de espacios que no solo sean visualmente atractivos, sino que también operativamente funcionales.
El desarrollo de Alia fue seguido por la creación de Libo, otro proyecto en el que se continúa fusionando arquitectura e interiorismo. En este contexto, de Juan mencionó a Tania Pellatero, una profesional con amplia experiencia en interiorismo. La relación entre de Juan y Pellatero se remonta a 12 años, cuando ambos comenzaron a concebir proyectos que se alinearían con sus visiones creativas. “Durante años nos costaba encontrar diseñadores capaces de plasmar nuestras ideas. Tania es ese vínculo clave”, apuntó de Juan.
Libo se centra en ofrecer apoyo operativo a restaurantes y hoteles, buscando que todos los conceptos gastronómicos estén en perfecta sintonía con la propuesta del cliente. “Nosotros realizamos auditorías de seguimiento para asegurar que todo fluya adecuadamente”, explicó. Este enfoque práctico y colaborativo ha permitido a Little Big Hospitality Group posicionarse como un aliado estratégico para sus clientes, consolidando su reputación en el mercado.
El crecimiento de Little Big también estuvo marcado por la incorporación de Andrea Blanci, con quien de Juan estableció una conexión en un ámbito paralelo al trabajo realizado en la cadena Rosa Negra en España. Andrea fue fundamental para potenciar la comunicación con “La chismosa” otra de las marcas significativas del grupo. La idea de constituir un holding surgió de la necesidad de responder a un mercado que valoraba la atención personalizada y la conexión humana. “Los clientes ya no quieren trabajar con grandes empresas; buscan algo más cercano, un trato humano”, afirmó de Juan, reflejando así el sentir del sector.
Este cambio de enfoque llevó a la creación de Little Big, que no solo se posiciona como un nombre atractivo, sino como una filosofía de trabajo que prioriza las relaciones cercanas y la personalización del servicio. “Little Big no es solo una marca; es una declaración de intenciones que refleja quiénes somos y cómo queremos trabajar”, comentó. La estructura del grupo permite ofrecer soluciones integrales que abarcan desde la conceptualización de un proyecto hasta su ejecución, permitiendo a los clientes ahorrar esfuerzos y recursos al tratar con un solo proveedor.
Entre los principales logros de Little Big se encuentra la capacidad de ofrecer un “paquete completamente integrado”, donde cada aspecto del negocio está interconectado. De Juan subrayó: “He escuchado al cliente en cada etapa de nuestro crecimiento. Si hemos hecho algo bien, ha sido dar voz a sus necesidades”. Esta adaptabilidad es uno de los pilares que ha llevado a la empresa a crecer de manera orgánica, sin forzar un catálogo rígido de servicios, sino respondiendo a las demandas específicas de sus clientes.
La visión de de Juan para el futuro de Little Big Hospitality Group apunta a mantener esta filosofía centrada en el cliente, innovando continuamente en respuesta a las tendencias del mercado y a las expectativas de los consumidores. “No busco ofrecer un catálogo de productos. Nuestro enfoque ha sido siempre responder de forma natural a lo que nuestros clientes necesitan”, concluyó. Aunque ha tenido numerosas oportunidades, De Juan subraya que su compañía se distingue por su creatividad y originalidad en cada uno de sus proyectos. “Nunca hemos repetido un concepto. Nos gusta empujar a los clientes fuera de su zona de confort y diseñar experiencias únicas que se adapten a las necesidades específicas de cada cliente”, afirma.
De Juan, quien ha crecido en el entorno hotelero, enfatiza su pasión por crear y diseñar. “Lo que realmente me apasiona es ayudar a operadores y propietarios a que sus activos sean más rentables y funcionen de la mejor manera posible”, señala. Este enfoque creativo le ha permitido desarrollar una amplia gama de conceptos a medida, similares a las obras de un joyero o sastre que confecciona piezas únicas para sus clientes.
Actualmente, Little Big Hospitality Group ha expandido su presencia a 20 países, y De Juan ya tiene la vista puesta en el próximo destino: Arabia Saudita. “Queremos entrar de manera importante en Arabia Saudita el año que viene, con oficinas establecidas. Este año, ya estamos operativos en Brasil, específicamente en Río de Janeiro, donde estamos desarrollando un proyecto significativo”, menciona con entusiasmo. Aunque hay varios proyectos en pausa en Arabia Saudita, De Juan expresa confianza en su potencial y está preparado para abordar este nuevo reto con determinación.
La adaptación a nuevos mercados es clave para Little Big. De Juan recuerda su experiencia en Jamaica, donde la incertidumbre inicial fue superada mediante un compromiso activo para comprender el funcionamiento local. “Nos fuimos varias veces allí, descubriendo cómo funcionaba el país. Esa inmersión es crucial para adaptar nuestros conceptos a la cultura del lugar”, añade.
Respecto a su entrada en Brasil, donde muchos se preguntan cómo podrían implementar sus ideas en un mercado tan diverso, De Juan explica su estrategia: “Nos sumergimos en el país durante 15 a 20 días. No somos locales, pero hacemos un esfuerzo genuino por entender el destino y su clientela.” Para ello, su equipo lleva a cabo estudios de mercado exhaustivos, considerados como la base fundamental para la toma de decisiones en la empresa.
De Juan enfatiza la importancia de los estudios de mercado en el éxito de sus proyectos. “Si no contamos con un análisis adecuado, es difícil tomar decisiones informadas. Hemos aprendido que la preparación y el conocimiento del mercado son esenciales para ofrecer lo que realmente necesita el cliente”, destaca. Esta filosofía se ha cimentado en su experiencia a lo largo de los años, donde ha visto de primera mano cómo un mal análisis puede llevar a fracasos en la implementación de proyectos.
A través del tiempo, De Juan ha vivido diversas lecciones que han moldeado su enfoque empresarial. “El aprendizaje más duro ha sido comprender que a veces se subestima la importancia de realizar un buen estudio de mercado. Al principio, pensaba que era un trámite. Con el tiempo, me di cuenta de que es la piedra angular de cada proyecto exitoso”, confiesa. Su trayectoria está respaldada por una serie de experiencias que han fortalecido su convicción en el valor de una investigación minuciosa.
Little Big Hospitality Group se ha posicionado como un referente en la creación de conceptos únicos en la industria hotelera y de restaurantes, adaptándose constantemente a las tendencias del mercado y a las expectativas de los clientes. La promesa de continuar explorando nuevos horizontes, como Arabia Saudita y Brasil, resuena en las palabras de De Juan, quien está decidido a seguir impulsando la creatividad y la innovación en cada nuevo desafío.
Antonio de Juan, presidente del holding “Little Big Hospitality Group” y empresario español con una destacada trayectoria en el sector de la hospitalidad, ha compartido sus reflexiones sobre los años de arduo trabajo y crecimiento personal. A lo largo de una década, De Juan ha enfrentado numerosos desafíos, pero uno de los aprendizajes más significativos ha sido salir de su zona de confort y luchar activamente por oportunidades, en lugar de esperar que estas lleguen.
Durante esta década de experiencias, Antonio ha acumulado más de 250 noches fuera de casa al año, desplazándose constantemente entre países como México y Colombia, incluso durante momentos críticos como la pandemia. Estas travesías no solo han sido físicas, sino también emocionales, pues ha estado alejado de su familia. Sin embargo, cada viaje ha sido una oportunidad para aprender y adaptarse a un entorno cambiante.
Una de las lecciones más valiosas que ha aprendido es que el éxito no depende únicamente de la ubicación geográfica, sino del equipo humano que lo acompaña. A pesar de operar desde un pequeño pueblo en Málaga, conocido como Estepona, De Juan ha logrado construir un equipo diverso y talentoso. Lo que empezó como una pequeña empresa de cuatro personas, se ha transformado en un grupo de más de sesenta profesionales comprometidos. La cohesión y la falta de rotación de personal son testimonios de la cultura laboral que han cultivado, siendo una rareza tener tan pocos cambios en la plantilla en tiempos donde la movilidad laboral es común.
La anécdota significativa de Antonio se centra en la entrega de una oficina en Madrid, justo el día que se inició el confinamiento en España, lo cual le enseñó que la verdadera fuerza de una empresa radica en las personas que la integran, no en su sede física. Este giro inesperado fue el catalizador para que Antonio y su equipo enfocaran sus esfuerzos en fortalecer su base local y cultivar su talento interno. Como él mismo menciona, “no había un libro o enciclopedia donde consultar”, lo que obligó a todos a profesionalizarse colectivamente y buscar alternativas para hacer crecer la empresa.
En su visión del liderazgo, De Juan reconoce que, más allá de ser un buen vendedor, se trata de poseer una insaciable determinación y pasión por el trabajo. Utiliza la metáfora de los músicos para describir su proceso creativo y la dedicación requerida, citando a Paco de Lucía para enfatizar que el verdadero talento proviene del esfuerzo y la dedicación constante. Es en esas “muchísimas horas” de trabajo duro donde se forja el éxito.
De cara al futuro, Antonio De Juan está centrado en proyectos ambiciosos y selectivos en el ámbito de la hospitalidad, colaborando con diversas compañías e inversores para asegurar que cada nuevo desarrollo mantenga un alto estándar de calidad. Su compromiso es claro: “somos pequeños por elección, pero grandes por vocación”. Esta filosofía refleja su deseo de mantener la ilusión y el entusiasmo en un sector desafiante.
Al concluir, Antonio comparte un mensaje poderoso: la importancia de cuidar las raíces y valorar al equipo humano, apoyándose en la idea de que, aunque el camino pueda ser arduo, cada sacrificio vale la pena cuando se comparte con el objetivo de construir algo significativo y duradero. En un mundo donde muchos buscan ascender rápidamente, su historia es un recordatorio de que la perseverancia, la humildad y el trabajo en equipo siguen siendo las claves del verdadero éxito empresarial.
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