LOS ÁNGELES.
El gran rey del espectáculo y la fantasía en Hollywood está de vuelta. Tras varias cintas históricas sobre periodismo o política, Steven Spielberg estrena Ready Player One, una ambiciosa película de ciencia-ficción que, según explicó, le ayudó a despertar de nuevo su imaginación.
“La imaginación necesita estirarse. Mi imaginación me demanda ir un poco más lejos de que lo que fue en la última película y he estado haciendo muchos dramas históricos que no requerían imaginación: requerían precisión histórica y comprobación de los hechos, más como un periodista contando una historia que como un cineasta extendiendo su imaginación”, argumentó.
“Así que fue un tremendo alivio para mí poder hacer ‘Ready Player One’ porque mi imaginación había estado hibernando durante mucho tiempo, había estado gritando para salir. Cuando fue liberada en esta película, junto a la imaginación de Ernest Cline (autor de la novela y guionista de la cinta) y Zak Penn (coguionista), simplemente fue una explosión para mí”, añadió.
De nuevo enfrascado en la tarea de crear nuevos mundos para la gran pantalla, Spielberg (Cincinnati, EU, 1946) fichó para Ready Player One a los jóvenes actores Tye Sheridan (Mud) y Olivia Cooke (Bates Motel) que, acompañados por veteranos como Mark Rylance o Ben Mendelsohn, modelan una cinta que, por encima de todo, es un apasionado homenaje a la cultura popular de los años ochenta.
Ambientada en 2045, Ready Player One retrata una sociedad hastiada y en declive en la que todo el mundo se conecta a OASIS, una realidad virtual de unos y ceros en la que hasta la felicidad parece posible.
Tras la muerte de su extravagante creador James Halliday (Rylance), OASIS organiza un concurso para escoger a su nuevo propietario y en el que participa Wade Watts (Sheridan), un improbable héroe en la vida real pero que bajo su avatar Parzival pretende alzarse como vencedor.
Con una frenética acción y maestría en el uso de la tecnología que es el sello de Spielberg, Ready Player One inventa un universo atiborrado de guiños nostálgicos y tiernos a la cultura popular, desde videojuegos arcade a personajes como King Kong e Iron Giant pasando por películas muy queridas como Back to the Future (1985), The Shining (1980) o Alien (1979).
El director, que fue clave para modelar esa mitología con cintas como Jaws (1975), E.T. (1982) o la saga de Indiana Jones, defendió el gran poder que tienen los recuerdos para atrapar al público.
“La nostalgia es algo diferente para cada uno, pero generalmente significa que pensamos que el pasado era más feliz que nuestro presente así que nos gustaría regresar a días y momentos de felicidad”, indicó.
“Cuando crecemos, inmediatamente olvidamos que el pasado también estaba lleno de conflictos, reveses y de momentos no muy felices en nuestras vidas, pero pensamos hacia atrás y no sobre la cara oscura: solo pensamos acerca de los momentos felices”, consideró.
En el fondo, agregó Spielberg, se trata de ilusiones y de sensaciones que nos reconfortan: “La nostalgia es realmente un lugar donde todos nos sentimos más felices al volver”.
Exceptuando The BFG (2016), que pasó sin pena ni gloria, Spielberg no exploraba el cine de aventuras y fantasía desde The Adventures of Tintin (2011).
En estos últimos años se entregó al cine histórico, ya fuera de intriga como en Bridge of Spies (2015) o en forma de poema estadunidense en Lincoln (2012), y al drama periodístico de The Post (2017), su respuesta artística a los oscuros tiempos de la era Trump.
Y pese a sus constantes referencias ochenteras, con canciones de New Order yVan Halen en su banda sonora, Ready Player One aspira a ser una fiesta para todos los públicos, tal y como expuso el actor Tye Sheridan.
“La gente me pregunta: ‘¿Puedo llevar a mis hijos?’. Sí, es para todos. Es para gente joven, para gente que creció en los ochenta, para tus abuelos. Mi hermana pequeña, que tiene 17 años, vino a mí tras verla, me dio el abrazo más grande y me dijo: ‘De las películas en las que has participado es mi favorita'”, afirmó el joven actor.
Sheridan reflexionó además sobre el encanto de la nostalgia en el cine, que permite “regresar en un segundo a una sensación”, y opinó que el valor de este recurso para “conmover al público” no se basa tanto en “robar o reutilizar” películas del pasado sino en citarlas para “realzar algo en una historia”.
Por último, Olivia Cooke, que da vida a la valiente Art3mis, abordó la reflexión política del filme, ya que una sociedad que tiende al escapismo virtual para huir de la infelicidad no parece tan alejada de nuestro mundo actual en el que un perfil de Facebook o Instagram parece tan importante como la realidad tangible.
“Creo que es un cuento con moraleja: todo con moderación. Puedes disfrutar de la realidad virtual, de cualquier plataforma digital en la que elijas jugar o invertir tu tiempo, pero no puedes olvidar la realidad. Una vez que lo haces y la abandonas, no habrá realidad virtual, plataforma digital o avances tecnológicos que podamos disfrutar”, señaló.