Hace unos meses coincidí en un evento virtual de networking con una mujer que me hizo clic desde el primer momento, ya la venía siguiendo en redes sociales y quizás es el significado de 2 palabras (para ella ágape, para mi apapachar) que nos marcan en nuestros emprendimientos y en nuestro ser. Asun Armas, formadora, coach, mentora de alimentación, autocuidado y bienestar, con más de 20 años de experiencia divulgando la alimentación por medio del “Método Ágape”. Ella también, fomenta el empoderamiento de la mujer en la 2da. mitad de la vida.
¿Qué significa comer en paz? Considerar el momento, la comida, la compañía, todo lo que tuvo que pasar para que podamos sentarnos a la mesa a disfrutar y siendo conscientes de ello. Involucrar los aspectos nutricionales, comer desde el “amor”, evitando las creencias de que la comida se vea siempre como un premio o un castigo, comer sin culpa, etc.
La palabra ágape tiene 2 orígenes. El griego, amor por la humanidad y el latino; comida fraternal (celebrada por los primeros cristianos). Por lo que considerar a lo largo de la historia del hombre, que el compartir los alimentos a modo celebración, festejo, dándonos ocasión para estrechar lazos. No es la primera vez que lo digo: “cocinar reside en el amor”.
Con el método ágape se trabaja el autocuidado, la aceptación, el agradecimiento por los alimentos con que se cuenta, aprender a escuchar a nuestro cuerpo para de ahí poder nutrirlo. “La naturaleza nos lo pone fácil”, ha dicho Asun ya que si consumimos productos de temporada y alimentos de la zona donde vivimos justamente tendremos nutrientes óptimos, no hay mucho que buscar.
¿Qué te parece si a pesar del ritmo de vida que nos tocó vivir, trabajamos en poner más atención a lo que comemos?, solos o acompañados es una necesidad fisiológica que determina mucho de nosotros todos los días, mínimo 3 veces al día.
Por otro lado, te comento que hice un viaje virtual a las Barrancas del Cobre de la mano del chef ejecutivo y la gerente de un grupo hotelero muy prestigioso. También conocido como el cañón del cobre en la Sierra Tarahumara, cuenta con una extensión de 60 mil km2 y casi 2 veces mayor profundidad del Gran Cañón en Arizona, Estados Unidos.
Conocer lo que a nivel turístico y gastronómico ofrece la zona hace que den ganas de preparar las maletas e irnos a viajar. Imagina estar en contacto con la naturaleza, con vistas espectaculares, visitar cascadas, conocer pueblos y misiones, vivir experiencias únicas en donde el turismo de aventura como rafting, bosque aéreo, escalada en roca o tirolesas son grandes opciones o bien, encontrarse con zonas arqueológicas como Paquimé.
La zona se extiende desde Topolobombo, puerto en los Monchis, Sinaloa hasta el estado de Chihuahua. El punto más alto sobre el nivel del mar es San Juanito, en Creel.
Sobre los productos endémicos de la región destaca el frijol, maíz y diversos granos, manzanas y también la producción de sotol. Los platos más representativos para degustar: carne seca en chile pasado (chile poblano secado al sol para luego volverse a hidratar), la discada, gorditas, chacales, burritos, guisado con la flor de maguey, gran variedad de cortes de todo tipo de carnes, machaca con huevo y frijoles meneados; por mencionar algunos.
Los hombres de la región se dedican a la agricultura, mientras que las mujeres a la artesanía y el turismo. Los rarámuris como también se les conoce, son un pueblo originario con raíces muy arraigadas, viven durante el invierno en cuevas y en verano en cabañas de troncos. El respeto por la naturaleza es preponderante, mantienen sus danzas, trajes típicos de colores intensos y sus rituales. Además, se les conoce como “los corredores de pies ligeros” (corren maratones descalzos).
Cabe mencionar que para visitar las Barrancas del Cobre se puede hacer de manera terrestre o bien, a través del famoso tren El Chepe. ¿Te animas a visitar esta maravilla de nuestro México?
Por Marletza