El feminismo supone una oportunidad extraordinaria para crear mejores padres y hombres más justos y en el contexto del Día del Padre, el movimiento Mujeres Vivas, Mujeres Libres, propone llevarlo más allá de la celebración para convertirse en espacio de reflexión sobre las relaciones de género que establecen los hombres con las mujeres con las que comparten la vida, y el compromiso con el cambio hacia actitudes y prácticas más igualitarias.
De acuerdo a datos difundidos por el colectivo, aproximadamente el 80 por ciento de los hombres serán padres biológicos en algún momento de sus vidas, y prácticamente todos tienen alguna interacción socializadora con las niñas y los niños.
“Los padres importan e impactan. La participación de los hombres en el cuidado diario de otros tiene una influencia duradera en las infancias de las mujeres y los hombres, así como un impacto permanente y duradero en el mundo que los rodea”, afirma la agrupación.
Los padres, por su presencia o ausencia, aportan modelos identitarios de referencia sobre qué es ser un hombre, que producirán efectos profundos y que perdurarán toda la vida, sobre todo en la construcción de las identidades y expectativas vitales, tanto de sus hijas como de sus hijos, añaden.
Mujeres vivas, Mujeres Libres, comparte que de acuerdo a datos obtenidos en ocho países los hombres que cuando eran niños vieron a la pareja de su madre pegarle, de adultos tenían de dos a dos veces y media más probabilidades de usar la violencia contra su pareja.
En este sentido, la paternidad positiva, que es por definición igualitaria, presente, comprometida y equitativa, es un poderoso factor de transformación de los roles sociales asignados culturalmente, y tiene efectos positivos ampliamente documentados en los hijos.
Entre los efectos positivos de la paternidad positiva citados por el movimiento destacan la contribución a que las hijas y los hijos crezcan más sanos, la facilitación de que las mujeres y las niñas de hoy alcancen su máximo potencial, una reducción de la agresividad en las infancias, aumento de estabilidad emocional en los niños y niñas, mayor nivel de bienestar psicológico en las infancias y por tanto reducción del riesgo a mostrar trastornos psicológicos durante la niñez y la adolescencia como depresión, ansiedad, o trastornos de la alimentación.
Ademas, señalan, el feminismo en los padres se transmite de generación en generación: se ha comprobado que contribuye a que los niños acepten la igualdad de género y a que las niñas tengan sentido de autonomía y empoderamiento; e incide directamente en la disminución de la violencia contra las mujeres.
En este sentido Mujeres Vivas, Mujeres Libres invitó a todos los papás a ser lo “suficientemente hombres para ser feministas”.
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