Rodrigo de la Cadena organiza por cuarto año el Festival Mundial del Bolero, compuesto por tres jornadas de música en el Teatro de la Ciudad, del 23 al 25 de agosto
No ha sido fácil, porque no suele ser un negocio lucrativo. Pero Rodrigo de la Cadena sabe que la razón principal por la que unos sesenta boleristas se reunirán en la Ciudad de México no es la ganancia económica, sino el amor a esta música.
De la Cadena organiza y dirige por cuarto año consecutivo el Festival Mundial del Bolero, cuyo prestigio se comprueba en la calidad de sus participantes.
Alejandra Ávalos, Astrid Hadad, María del Sol, Carlos Cuevas, Yoshio, Francisco Céspedes, Daniel Riololobos, Pepe Arévalo, Los Panchos, Los Dandys, Los Tecolines, Rolando Morejón son algunos de los boleristas que durante tres días le darán vida a este género que es Patrimonio Cultural de México y que está en proceso de ganar la designación de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
“Ninguno de los artistas cobramos”, explica De la Cadena, quien se inspiró en el Festival Bolero de Oro, que se realiza en Cuba, para organizar está versión en nuestro país.
“Muchos países tienen su festival de bolero, Colombia tiene incluso dos ediciones al año. Pero resulta que México no tenía, lo cual era muy raro porque aquí es donde se han formado el bolero y muchos de los boleristas más importantes”, cuenta Rodrigo, quien participó precisamente en Cuba en el Bolero de Oro de 2003.
La experiencia en México ha sido tan importante que la edición de este 2019 se realizará en tres jornadas, del vienes 23 al domingo 25 de agosto en el Teatro de la Ciudad.
Cada una de las fechas estará dedicada al homenaje de una figura del bolero, lo cual es una idea fundamental para De la Cadena, quien además de intérprete es un estudioso del género y fundador del Instituto para la Preservación y Fomento del Bolero junto con Cecilia Margaona y Graciela Mota.
El viernes 23, el homenaje será para la mujer que cachondeó al bolero: María Victoria.
“Con sus arrastres de voz, con esos columpios que le ponía a sus interpretaciones, ella se convirtió en la Reina del bolero sensual. Esa imagen la fue construyendo junto con su figura, a la que le ayudó el diseño de los vestidos que le confeccionó Julio Chávez, que eran entallados hasta la rodilla y luego ampones hacia abajo”.
Pero en la biografía de María Victoria ha quedado no sólo la leyenda de su estilo vocal, sino la brillante y peculiar colaboración que tuvo con Agustín Lara, quien la invitó a cantar con él. “Lara se llegaba a enojar porque el público era muy escandaloso, le gritaba de todo a María Victoria: ‘¡Date la vuelta! ¡Canta de perfil!’; eso no le gustaba a Lara y le pedía incluso que se cambiara de vestidos”, cuenta Rodrigo. Hoy, esos vestidos son un estilo de alta costura.
El segundo día el homenajeado es Jorge Muñiz, el cantante que ha encontrado en el bolero un impulso a su carrera a través de su serie de discos “Azulejos”. Puede presumir, además, que es continuador de la obra de su padre, Marco Antonio Muñiz, de quien heredó el arte de promover y procurar la música romántica mexicana.
“Ahora se enamoran con reggaetón. No quiero pensar lo que le dirán a sus hijos cuando les pregunten con cuál canción se enamoraron. Nosotros sí podemos presumir la música con la que nos enamoramos”, dice Muñiz al defender la calidad poética del bolero.
Es un sentimiento que comparte con Rodrigo, para quien las letras de este género tocan de tal manera el alma que se puede decir que “nos enseñan a amar”.
El tercer día estará dedicado a La Sonora Santanera, la legendaria agrupación fundada por Carlos Colorado en 1955, año desde el cual han incursionado en distintas variantes: del bolero chá al bolero mambo y el bolero moruno.
En cada una de las jornadas del festival, poco más de una veintena de artistas se presentarán con una canción en el Teatro de la Ciudad.
“El festival es posible –explica Rodrigo de la Cadena –porque es una coproducción. Nos prestan el teatro, nosotros pagamos algunos viáticos o el hotel, pero las agrupaciones y cantantes consiguen patrocinios para los vuelos y algunos otros gastos”.
Lo maravilloso del Festival Mundial del Bolero es que este amor a la música redunda en un proyecto cultural: llevar al bolero a convertirse en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
“Nosotros como Instituto dimos el paso de conseguir el título de Patrimonio en México; también lo consiguieron en Puerto Rico y con esas dos declaratorias es suficiente para ponerlo como candidato a Patrimonio Mundial. Es un proceso largo, pero si llegamos a tener alguna ganancia del Festival, todo se va a ese proyecto del Instituto”.
Por REDACCIÓN
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