HIPÉRIDES fue un gran orador, político y abogado, discípulo de PLATÓN.
Entre sus discursos más famosos, están los pronunciados en el 323, a. C, en memoria de los caídos en Guerra Lamiaca, así como la defensa presentada en favor de una cortesana llamada FRINÉ, amante de PRAXÍELES, a quien sirvió de modelo para algunas de sus estatuas, acusada de impiedad, delito que se castigaba con la muerte, pues por su belleza, constantemente era comparada con la diosa AFRODITA.
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De hecho, FRINÉ era la modelo en la que los escultores se inspiraban para representar a esta diosa.
Durante el juicio, HIPÉRIDES hizo gala de sus mejores recursos oratorios, pero no pudo convencer al jurado con su discurso.
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Como último recurso, desnudó a FRINÉ ante los jueces, convenciéndoles de que el mundo no se podía privar de tal belleza, la cual era un monumento en vida a la diosa.
Con esta estrategia, consiguió conmover a los jueces, y FRINÉ fue absuelta de inmediato.