En BUTÁN, reino budista del HIMALAYA, el 14 de octubre se cumplieron diez años de que su monarca, JIGME KHESAR WANGCHUK, -entonces de 31 años-, se casó con JETSUN PEMA, de 21 en ese momento.
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Por petición expresa del monarca, a la boda no acudieron sus colegas globales, y al final de la ceremonia, como es costumbre, departió animadamente con la plebe, apostada en las puertas del palacio real.
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BUTÁN, país básicamente agrícola y pobre, está catalogado como el más feliz de ASIA y el octavo del mundo.
Hasta 1960, en BUTÁN no hubo moneda, teléfono ni carreteras, la televisión e internet llegaron en 1999 y TIMBU, su capital, es la única en el mundo sin semáforos porque, después de ser instalados, los ciudadanos convencieron al rey de su inutilidad.
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Como símbolo de los nuevos tiempos, WANGCHUK prometió a su pueblo que iba a ser monógamo, en contraste con las cuatro esposas que tuvo su padre.