La temporada de lluvias llegó a la Zona Maya de Quintana Roo y con ella la degustación de uno de los platillos más tradicionales y controversiales de la región.
El roedor, considerado un manjar, es reconocido por los habitantes de la zona no sólo por su sabor sino por que en su cocción no se desperdicia nada.
El Presidente del Consejo de Vigilancia del ejido de Kantunilkín, Marcelo Uicab, comentó que la tuza es la única especie de la que no desperdicia nada, ya que, incluso sus heces fecales son comestibles y que aderezadas con limón y acompañadas de tortillas son una delicia para el paladar.
“Según nuestros abuelos tiene propiedades curativas (el excremento), pero no sabemos por qué, talvez solo lo decían para que lo comamos porque no cualquiera se atrevería a comer las heces de este animalito”, admitió.
Pero la captura del roedor no sólo tiene fines gastronómicos, también es una forma de cuidar las cosechas pues la tuza es un peligro para las raíces del maíz y el plátano.
La forma tradicional de cocinar la Tuza es en el “pib”, un horno rústico consistente un hoyo en la tierra donde encienden leña, en el se coloca el roedor envuelto en hojas de chaya, o de plátano, para que tenga “un mejor sabor” y tras una hora de cocción está listo para comerse.
La caza de la Tuza representa además una oportunidad para generar ingresos, pues algunos la comercializan hasta en 150 pesos por ejemplar
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