Si aumentara la participación femenina en la fuerza de trabajo en América Latina, el PIB del continente podría aumentar un 14%, La proporción de mujeres investigadoras en la disciplinas de ingeniería y tecnología es del 21% en Chile y del 19% en Colombia
Conectadas dejé a mis hijas y a sus amiguitas frente a la consola de videojuegos con una clara pero oculta intención: acercarlas a través del juego a todo aparato, artilugio y software que les haga manejar una computadora con tanta naturalidad como si fuera otro juguete más. La misión es hacer que en ellas nazca el amor por las ciencias y, ojalá, por una profesión como la informática o la programación que promete ser mejor pagada y agradecida que aquellas a las que tradicionalmente nos inclinamos las mujeres.
Y es que diversos estudios y artículos demuestran que los videojuegos nos hacen más inteligentes y que incluso, podría ser la puerta de entrada hacia una futura y próspera carrera para muchas niñas. De acuerdo con los expertos, jugar con videojuegos mejora nuestras funciones cerebrales, nuestra capacidad para resolver problemas, el razonamiento espacial, la memoria, la capacidad de planeación estratégica y hasta las habilidades sociales, entre muchos otros beneficios cognitivos.
Si lo vemos desde el lado práctico Sheryl Sandberg, jefe de operaciones de Facebook y a quien muchos atribuyen la rentabilidad de esa empresa, sostiene que si las niñas juegan con videojuegos, esto les ayuda a cambiar la percepción a veces negativa que tienen sobre las computadoras, las ciencias y las matemáticas basada en estereotipos sociales aprendidos sobre el rol del hombre y de la mujer. Sostiene que el interés que esto podría generarles en las computadoras incluso podría convertirse con el tiempo en la puerta de entrada a una prometedora carrera en el campo de las llamadas STEM (science, technology, engineering and mathematics, por sus siglas en inglés).
Las investigaciones y expertos a favor de esto abundan. Por ejemplo, según otro estudio de la Universidad de Toronto, “la exposición a los videojuegos podría desempeñar un papel importante como parte de una estrategia más amplia destinada a generar interés en las mujeres por las carreras de ciencia e ingeniería”.
No obstante, el reto frente a nosotros y nuestras niñas es grande. Según Matteo Grazzi y Jocelyn Olivari del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a pesar de que las mujeres somos más del 50% de la población mundial aún son pocas las que se han decantado por una carrera como científicas, ingenieras o al frente de emprendimientos en estas áreas. Incluso en los países más desarrollados se trata de una tarea pendiente: en los Estados Unidos menos del 20% de los estudiantes de ingeniería son mujeres, un porcentaje que se reduce aún más cuando se considera la proporción de ingenieras en el mercado laboral (14%).
Si bien no se cuenta con muchos datos para América Latina y el Caribe, los pocos que existen confirman esa tendencia mundial. Por ejemplo, la proporción de mujeres investigadoras en la disciplinas de ingeniería y tecnología es del 21% en Chile y del 19% en Colombia. En México, durante los últimos 20 años el número de mujeres que ha decidido estudiar carreras científicas se ha multiplicado casi 11 veces y aun así sus solicitudes de becas para postgrado, puestos de trabajo o membresías del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) no supera el 30% del total. De hecho, según el Instituto Nacional de las Mujeres, aunque cada vez es mayor la cantidad de mexicanas que estudia o se dedica a la ciencias, entre 2000 y 2005 en ese país se otorgaron sólo 42 patentes a mujeres y 671 a hombres.
La buena noticia es que, al igual que hemos visto el incremento de mujeres interesadas por estas carreras en México, la región está despertando a esta necesidad y la tendencia puede revertirse. Una iniciativa que en lo personal aplaudo (y que desde el BID se ha apoyado a través del Fondo Multilateral de Inversiones) es Laboratoria, una empresa social de tecnología que empodera a jóvenes mujeres que no han tenido acceso a educación superior de calidad, dándoles la oportunidad de formarse y comenzar una carrera en el sector digital.
Y es que para salir adelante nuestra región necesita más mujeres en todos los sectores. Basta con mencionar un estudio reciente de McKinsey, gracias al cual sabemos que si aumentara la participación femenina en la fuerza de trabajo de nuestros países el PIB de América Latina podría aumentar un 14%, lo que equivaldría a agregar 1,1 trillones de dólares en nuestra economía.
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