Hoy el mundo celebra los 90 años de Hugh Hefner, el magnate de bata de seda rodeado de conejitas que impulsó la revolución sexual al fundar la revista Playboy, que actualmente se encuentra en una profunda reingeniería que incluye la prohibición de desnudos como respuesta a la realidad de internet, donde abundan ese tipo de contenidos.
Podría decirse que todo empezó con un corazón roto. Betty Conklin era la morena de la que Hugh Hefner se enamoró perdidamente a los 16 años. Era perciosa, trabajaba en un bar y aprendió a bailar jitterbug con el joven Hugh. Pero finalmente se decidió por otro y Hugh, procedente de un entorno puritano, se reinventó como Hef.
Después de aquel primer desamor “cambié todo mi vestuario”, recordaba en 2003 Hefner, “empecé a vestir ropa más cool”. En los cómics que dibujaba para el periódico de su instituto, Hefner diseñó un mundo propio en el que él era el centro de todo, “el chico más popular de la escuela”.
La leyenda de Hefner continuó en 1953, cuando fundó Playboy después de que los directivos de Esquire le negaran un aumento de cinco dólares en su sueldo.
Marilyn Monroe, completamente vestida, fue la primera estrella en aparecer en la portada de la revista en cuyas páginas interiores aparecía desnuda en unas fotos tomadas años atrás.
Al escribir los textos para la primera edición de Playboy, no imaginaba que esa mezcla de fotografías de desnudos, artículos, entrevistas y consejos para relacionarse con el otro sexo tendrían tanta aceptación. Su objetivo era dar una respuesta a la parte puritana de Estados Unidos.
El hombre nacido en Chicago, que de joven estudió sicología y que sirvió al ejército durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, cambió para siempre la percepción del sexo que se tenía en ese entonces en EU.
Mientras la revista triunfaba en Estados Unidos y fuera de allí, Hef se convirtió en algo más que un conquistador en bata.
Su sonrisa lasciva se transformaba en un semblante serio cuando exponía en los programas de televisión sus puntos de vista sobre la liberalidad sexual o los derechos de homosexuales y lesbianas. Su visión era: “Bibliotecarias, abogados e incluso tu propia secretaria se serviría de Playboy como una herramienta para reencontrarse a sí misma”.
Suele olvidarse que en los años 60, Hefner se posicionó a favor de la igualdad entre negros y blancos, permitiendo que grandes del jazz como Ella Fitzgerald, Sammy Davis Jr., Dizzy Gillespie o Dick Gregory actuasen en sus programas de televisión y en los clubes Playboy.
Algunas parejas negras se mezclaban en estos locales con las “conejitas” blancas en una época en la que era raro ver algo así. Y en 1965 convirtió a Jennifer Jackson en su primera playmate negra.
La revista Playboy mostraba un estilo de vida cool y de libertad sexual, pero también un mundo en el que las mujeres eran rebajadas a objetos de placer para los hombres.
Y aunque sea de sobra conocido el comentario irónico de que algunos leen Playboypor sus artículos, lo cierto es que la revista se ganó parte de su reputación gracias a la calidad y profundidad de sus reportajes.
Por ahí desfilaron textos de Hunter S. Thompson y Truman Capote, además de incendiarias entrevistas con figuras como Martin Luther King o Malcolm X.
Puede que Hef, a quien se le ha asociado con decenas de mujeres, haya sentado cabeza junto a su esposa desde 2012, Crystal Harris, de 29 años, aunque no cabe duda de que seguirá celebrando junto a sus “conejitas”, mientras el cuerpo aguante.(Agencias)
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