La mañana del 16 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo hizo un llamado al pueblo mexicano para levantarse en armas en contra del gobierno español.
Fue en la plaza principal, ubicada frente a la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, donde Miguel Hidalgo llamó a sublevarse contra el mal gobierno.
Este episodio marca el inicio de la lucha de Independencia de México y es el génesis de una de las ceremonias más arraigadas en los mexicanos: el festejo del Grito de Dolores.
Aunque Hidalgo realizó el llamado a las armas el 16 de septiembre, la ceremonia del Grito de Independencia se realiza la noche del 15.
Una de las creencias más generalizadas es que el Grito se da el 15, debido a que Porfirio Díaz lo movió de día, aprovechando que su cumpleaños coincidía con el 15 de septiembre.
Porfirio Díaz
“Porfirio Díaz cumplía años el 15 de septiembre, y por ese motivo dio en esa fecha, durante su larga presidencia, una gran recepción nocturna en el Palacio Nacional a la aristocracia y gente bien (a la que todavía no le daba por ser de izquierda), cuerpo diplomático, alto clero y ministros. Abajo, en el Zócalo, se organizaba una verbena popular con muchos cohetes y tacos para que también el pueblo bueno celebrara el cumpleaños de su presidente vitalicio”, señala Luis González de Alba en su ensayo “Mentiras de la Independencia” (2010), publicado en la revista Nexos.
Sin embargo, este hecho no es del todo real.
Celebración original
De acuerdo con WikiMéxico, desde que se celebra oficialmente el inicio de la Independencia, los festejos se realizan los días 15 y 16.
Inicialmente la celebración tenía lugar en la Alameda, debido a su extensión y a que podía reunirse mayor cantidad de gente.
El 15 de septiembre por la noche se realizaba una serenata en la Plaza Mayor y el 16 había salvas de artillería, repique general a vuelo, ceremonia en la Catedral y paseo cívico.
Fue a mediados del siglo XIX, cuando comenzó la costumbre de que a las 11 de la noche del 15 de septiembre, tronaran salvas y artillería, las campanas repicaran y bandas de música recorrieran la ciudad, para que todos recordasen el Grito de Independencia.
Maximiliano
El gobernante que por vez primera utilizó tanto el discurso como las arengas para recordar al inicio de la independencia y salió a un balcón para dirigirse a la gente fue Maximiliano de Habsburgo.
El emperador entró a la ciudad de México en junio de 1864 y en septiembre viajó al pueblo de Dolores. A las diez de la noche del 15 visitó la casa de Hidalgo y una hora más tarde, desde un balcón, leyó un discurso donde elogiaba la figura del Padre de la Patria y llamó a todos los mexicanos a la unión y a la concordia.
Durante el gobierno de Porfirio Díaz se continuó con la costumbre establecida a lo largo del siglo XIX. Aunque el general sustituyó los discursos por una breve arenga al pueblo, desde el balcón central del Palacio Nacional, y la verbena popular comenzó a organizarse en la Plaza Mayor de la ciudad de México.
Traslado de la campana de Dolores
En 1896 se trasladó la campana de Dolores a Palacio Nacional y eso convirtió a la fiesta del Zócalo en un símbolo.
100 Años y el dato curioso
En 1910, al cumplirse 100 años del inicio de la independencia, Porfirio Díaz gritó desde el balcón central de Palacio Nacional: “”Mexicanos: ¡Viva la república!, ¡viva la libertad!, ¡viva la independencia!, ¡vivan los héroes de la patria! y ¡viva el pueblo mexicano!””.
Curiosamente, al momento de tocar la campana, no sonó. Algunos partidarios de Madero -que se encontraba preso luego del fraude electoral de junio de 1910- lograron ponerle un trapo al badajo de la campana, nada que no pudiera corregirse en el momento y seguir con el festejo.
Adelantada de reloj
Tradicionalmente, antes del Porfiriato, el Grito se celebraba el 16 de septiembre, pero como Porfirio Díaz cumplía años el 15, se le ocurrió que era buena idea adelantar unas horas la gran fiesta nacional.
Dudas
Las dudas sobre la autenticidad del Grito de Independencia han sido expuestas por muchos historiadores, desde Daniel Cosío Villegas hasta el mismo Luis González de Alba, quien es incisivo en su versión de los hechos: “Casi todos sabemos que el sábado 15 de septiembre de 1810, a las 11 de la noche, no ocurrió nada, absolutamente nada.
El virreinato durmió tranquilamente y en su mayor parte tuvo un plácido domingo 16. Los únicos nerviosos fueron los conjurados de Querétaro. Pero el cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla, no tañó la campana ni llamó ‘a coger gachupines’ a las estrafalarias 11 de la noche.
Don Miguel, sensatamente, llamó a misa de siete o de ocho porque era domingo y muchos rancheros llegaban de las cercanías para cumplir el mandamiento de oír misa, y de paso ir al mercado, comprar y vender. Una vez con el atrio lleno, el cura les pidió que fueran por palos, machetes y lo que hallaren. Así comenzó una revuelta que duró apenas 10 meses y que no se extendió más allá del pequeño triángulo que forman Querétaro, Guadalajara y las cercanías de la Ciudad de México.
Por Peregrineros
Este artículo fue publicado originalmente en peregrineros.wordpress.com y se reproduce con el permiso expreso de sus autores. Para leer el artículo original visite: https://peregrineros.wordpress.com/2022/09/15/el-mito-del-grito-de-independencia/
Imagen de Angel Paredes Aldrete en Pixabay
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