En la primera posición, Sergio “el Checo” Pérez, piloto de Fórmula 1. En la segunda, Rául Guzmán, de apenas 16 años. Así arrancaron en la final del Grand Prix Internacional 2016.
“Había muchísimo público, la verdad no me acuerdo cuántos… a lo mejor diez mil”, dice Guzmán; pero lo que sí recuerda con nitidez es la imagen final de aquella carrera.
“El hermano de ‘Checo’ arrancó en la tercera posición y aquella vez, entre nosotros hubo hasta siete cambios de posiciones”, dice al describir los emocionantes rebases a bordo de su go kart blanco con motivos rojos.
Al acercarse a la meta, Raúl ya no era el segundo: llegó primero que Checo Pérez. Lo dejó atrás desde la décima vuelta con todo y sus (entonces) cinco años de experiencia en la Fórmula 1.
Raúl Guzmán, que ahora tiene 20 años, toma aquella tarde como inspiración ya que, al igual que “Checo”, su objetivo es llegar a Fórmula 1.
Después de todo, el que descubrió y explotó su talento como piloto fue José Antonio Sánchez, el entrenador del propio Sergio Pérez.
La historia de Raúl está llena de estas coincidencias y por ello, no es la típica biografía de un piloto que comienza y se prepara desde niño. En lugar de autos, Raúl creció pateando balones.
“Duré unos diez años jugando futbol”, explica. Hasta que un día sus compañeros de equipo lo invitaron a correr go karts… y ganó.
En ese momento no sabía que acababa de descubrir una pasión que lo llevaría a competir en Estados Unidos y luego a vivir en Europa, donde ya ganó tres carreras, obtuvo siete podios y rebasó a pilotos que traen la estirpe de corredores en la sangre como, por ejemplo, el hijo de Michael Schumacher.
No sabía lo que le deparaba el futuro, pero tenía una certeza: “Cada vez que se acababa una carrera, yo quería otra, otra y otra. No quería bajarme del auto, quería subirme otra vez”.
Durante dos meses atosigó a su papá para convencerlo de que lo dejara dedicarse a los karts. En diciembre de 2012 comenzó su carrera, sabiendo que probablemente era muy tarde. “Los pilotos empiezan desde niños y, en ese sentido, yo ya estaba grande”, dice.
Pero en su caso sucedió lo que recita la sabiduría popular: Nunca es tarde para aprender. El entrenador José Antonio Sánchez lo aceptó para darle un curso intensivo de tres meses y valorar si tenía futuro.
En un año, Raúl Guzmán pasó de las carreras nacionales, a las internacionales. “Yo siempre quería subir de nivel para saber qué tanto podíamos conseguir. Y cuando hice mi primera carrera en Estados Unidos, ahí me di cuenta de que sí tenía talento para desarrollarme en este mundo”.
Eso no significa que haya sido una recta a toda velocidad. Salir del hogar familiar, viajar constantemente y no siempre subir al podio fueron obstáculos que Guzmán vivió durante los casi tres años que compitió en el circuito kart estadounidense, ganando incluso el campeonato mundial de karting SKUSA, en 2014.
Pero para entonces ya no había forma de convencerlo de meter reversa. En 2015 se mudó a Europa, donde tiene quizá su época más dura.
“Tuvimos pocos entrenamientos e íbamos con un presupuesto reducido. Digamos que fue un año de mucho aprendizaje… fue un año decente, porque terminaos entre los diez primeros”.
El año 2016 fue distinto. Radicalmente distinto. Fue entonces que le ganó a Sergio Pérez en la categoría Fórmula Mundial del Grand Prix Internacional. Pero antes de eso, en Europa logró subir al podio de la Fórmula 4 italiana. “Fue un año espectacular; había más de 45 coches en la parrilla y con nombres de hijos de ex pilotos. Ese año gané tres carreras, obtuve siete podios y quedé en tercer lugar”.
Ese año fue el brinco: a partir de ahí ya fue un piloto profesional.
Se mudó a la Fórmula Renault Europea, donde se mantuvo durante dos años. “No hubo podios, pero fueron años de mucho aprendizaje”, narra. Consiguió en cambio el tricampeonato del Grand Prix International, que ganó también en 2017 y 2018, mientras que el 2019 también estuvo lleno de logros: compitiendo en Formula 3 regional europea, alcanzando 6 podios.
Con 20 mil seguidores en redes sociales, actualmente Raúl Guzmán trabaja en su participación en el Lamborgini Super Trofeo, un campeonato para el cual está levantando un presupuesto en el que todavía tiene cabida para patrocinadores que quieran sumarse a su proyecto, el cual es claro: “Toda mi carrera está enfocada en un objetivo: la Fórmula 1”.
¿Y el futbol al que le había dedicado una década? Ese deporte sólo queda como anécdota con la que su padre hace bromas: “Mi papá se acuerda de cómo lo convencí de esto y me dice: ‘mejor te hubieras quedado con el futbol y sería más fácil conseguir patrocinios de balones, zapatos, ropa, que andar buscando patrocinadores de llantas, automóviles, pistas”.
Más allá de la broma, Raúl sabe que si ha estado en los podios donde ha estado, se debe mucho al apoyo de su familia, que le permitió subirse a un go kart, competir en Estados Unidos, mudarse a Europa y ahora, levantar el proyecto del Lamborgini Super Trofeo. Todo eso en apenas ocho años de carrera.
Infoqroo
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