APRENDIENDO A LLAMAR A LA HERIDA POR SU NOMBRE

Hay que aprender a llamarle a la herida por su nombre.

En los procesos terapéuticos aprendemos que mientras no sepamos identificar que es lo que nos está lastimando, no podemos sanar.

Llegar a terapia es por mucho un acto de gran valentía y amor propio, valentía para poder enfrentar el estigma social de que sólo los locos van a terapia, ó enfrentar el hecho de que algo hemos estado haciendo muy mal y es necesario acudir a un profesional  que nos ayude a encontrar el camino de regreso a casa.

Comportamiento Femenino

Históricamente el ser mujer es nacer con el compromiso de ser fuertes física y  emocionalmente, esto implica que debemos aguantar estoicamente  para empezar, los abusos familiares,  que desde el mismo momento de nuestra llegada al mundo nos imponen un sin número de obligaciones domesticas y de comportamientos propios de nuestro género.

Frases tan comunes como: “acostúmbrate a sufrir porque es nuestra cruz como mujeres, aprende a hacer las cosas bien o te van a regresar cuando te cases, calladita te ves más bonita, mujeres juntas mejor difuntas, quieres tener novio y no sabes ni lavar tus calzones…”.

Podría escribir mil frases despectivas, descalificadoras y por demás hirientes que las niñas tenemos que escuchar desde que tenemos uso de razón.

Estos conceptos descalificativos producto de una cultura que durante miles de años se ha dedicado a descalificar a las mujeres nos han llevado al punto de estar en total rebelión en contra de las normas establecidas, normas que nos han obligado a callar durante años nuestros sentimientos más íntimos por temor a ser juzgadas, a ser inadecuadas, sentimientos  que han generado dolor, sufrimiento, miedo y mucha injusticia en la vida de todas las mujeres y que en consecuencia lógica, afecta también a las relaciones de pareja.

Comportamiento Maculino

Y si hablamos del complemento masculino, podemos poner en contexto el hecho de que desde que el hombre nace está condenado a ser proveedor, a desear tener una familia, una casa, por lo menos un coche deportivo y hasta un perro, sin tomar en cuenta que quizás al niño en cuestión no le gusten las mujeres o prefiera un automóvil sedán, ó simplemente no le gusten los perros…

Al hombre se le exige ser fuerte físicamente sin tomar en cuenta sus condiciones físicas y disposiciones genéticas de nacimiento, se le pide ser un gran profesionista y aparte de eso ser muy bueno en los negocios y tener por lo menos una casa chica para poder presumir de muy hombre.

Ansiedad en el niño

Esto puede generar una gran ansiedad en el niño que realmente no entiende porque está destinado a todo eso que no ha pedido.

Es ahí cuando la persona en cuestión no tiene las habilidades para cumplir con estos requisitos, o simplemente su ánimo no le alcanza para la adrenalina de la casa chica, es entonces cuando surgen  las heridas de la infancia que se llaman:

  • inadecuación
  • insuficiencia
  • insatisfacción
  • decepción
  • vergüenza
  • cansancio
  • hartazgo
  • miedo.

Hombres y mujeres tenemos heridas causadas por nuestra educación primaria.

Es por eso que cuando las personas llegan a terapia es un común denominador,  que el detonante en  el 99% de los casos  tiene que ver con mal de amores.

“El psicoanalista sabe que una terapia siempre termina con una historia de amor…”

Un dichos en psicología

…amores enfermos, amores no correspondidos, amores injustos, amores ventajosos, amores que no son amores, porque están mal planteados desde la óptica familiar y social.

Tenemos que aprender a amar no desde la imposición o la carencia, para poder tener relaciones sanas equitativas y justas para ambas partes.

Cuando aprendemos que el nudo en el estómago tiene un nombre, aprendemos a curar la herida con el remedio adecuado.

Aprender a identificar la herida

Cuando es dolor, frustración, coraje, resentimiento, tristeza, muchas de éstas heridas generadas en la infancia, tristemente por las personas que más nos aman; la mayoría de las veces sin mala intención, simplemente por ignorancia.

Estás heridas pueden ser curadas en terapia cuando aprendemos a reconocer la falta de dolo en las situaciones y comenzamos a entender y a limpiar con amor la imagen de aquellos seres queridos; que por falta de conocimiento repitieron en nosotros los patrones de comportamiento que aprendieron de nuestros ancestros y es posible llegar a amarlos otra vez desde el perdón.

Cuando la herida infantil no es solo psicológica o emocional, cuando la herida está marcada por el  abuso físico, sexual y espiritual, ese que atenta contra nuestra alma y hace que nuestro cuerpo y nuestra mente pierdan la alegría de vivir.

Esa herida tiene nombre y apellido, esa herida sólo será curada cuando las denuncias públicas salgan desde lo obscuro de los secretos familiares a lo social.

Para que esta sociedad aprenda a respetar lo más sagrado, la vida humana, la vida de una niña o un niño en formación.

Esta sociedad de jóvenes mujeres y hombres,  que hoy tratan desesperadamente de vivir en un mundo en donde la tradición familiar, los usos y costumbres o las reglas morales no importan. Son producto de las heridas infantiles que como sociedad  no solo hemos permitido, sino hemos dado nuestra aprobación, con nuestro silencio.

Tiempo de reflexión, ven a terapia.

Lic. Psic. Macarena Carretero Valdivia. Psicóloga Clínica.
Servicios Profesionales de Psicología Cancún . Celular 9982001311