El modelo de estructura territorial del Caribe Mexicano se caracteriza por el consumo del espacio vinculado con el negocio inmobiliario como eje de la acumulación, por encima de la actividad turística, trayendo la privatización de los recursos naturales ofertados al turismo como son las playas.
Así lo aseguró Ana García Silberman, investigadora del Departamento de Ecología Humana del CINVESTAV- Mérida, en el marco del Seminario sobre Geografía y Turismo “La refuncionalización del espacio para el desarrollo del turismo y sus implicaciones”, llevado a cabo esta semana en modalidad virtual.
García Silberman explicó que el turismo inició como generador de desposesión y acumulación, y que en nuestro país tuvo su génesis en la frontera norte motivado por la prohibición de alcohol de la primera mitad del Siglo 20, explotando en la segunda mitad del mismo siglo con el desarrollo de Acapulco y otros centros de playa como Puerto Vallarta.
En el caso de Cancún, destacó que fue hasta 1970 cuando se da el despegue de este Centro integralmente Planeado el cual marcó un hito por ser el primero en su tipo en ser financiado por el Banco Mundial y que desde su génesis tuvo el diseño de segregación funcional, ya que la zona hotelera está distante del espacio social donde vivirían sus moradores.
Asimismo, destacó la doctora García Silberman que se ha ido más allá de la desposesión del territorio, al grado que ahora el turismo lleva a cabo una patrimonización de los recursos materiales e inmateriales, como son centros históricos, pueblos mágicos y la propia naturaleza, donde el turismo es la motivación para el rescate del patrimonio, y en el cual se promueve una identidad de lo mexicano “cada vez más homogénea”, apuntó.
En cuanto al espacio social en torno al turismo, señaló la investigadora del Cinvestav Mérida, ha tenido un crecimiento desproporcionado pues ciudades como Cancún, Playa del Carmen, Puerto Morelos, Akumal, Tulum, Puerto Aventuras o Ciudad Chemuyil, han tenido crecimientos con tasas anuales por arriba de las medias nacionales e internacionales.
Este crecimiento se ha dado lejos de las zonas turísticas, bajo los esquemas de segregación, de apropiación y de desposesión, pasando en Cancún de 33 mil habitantes en 1980 a 887 mil habitantes en 2020, por dar un ejemplo.
El Seminario se complementó con la presentación de la ponencia “Ciudades, turismo y desigualdades” por parte de Xóchitl Ballesteros y Ligia Aurora Sierra Sosa, profesoras investigadoras de la Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo (UQRoo), durante la cual expusieron los principales impactos de la globalización en el modelo del desarrollo local, la producción del espacio y los modelos fallidos de ordenamiento territorial.
Ballesteros destacó que, de acuerdo con sus investigaciones, el turismo ha dejado desplazamientos que muestran temporalidades diferentes, desde los trabajadores que hacen una migración permanente, los que realizan desplazamientos laborales temporales, y quienes hacen rutas cotidianas, con movilidades diarias.
Por su parte, Sierra Sosa enfatizó sobre la segregación laboral que se sufre en los empleos turísticos, los que existen en materia de género, edad, etnia, cualificación laboral, lo que propicia la desigualdad entre poblaciones.
El evento fue organizado por el Departamento de Turismo de la División de Desarrollo Sustentable y los cuerpos académicos de Geografía y Geomática y de Estudios Antropológicos del Circuncaribe.
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