Los Raiders en el Azteca estuvieron como en casa y se hicieron respetar

Con gran actuación de Derek Carr, los Malosos se impusieron en el primer juego de la NFL en México en 11 años

La necesidad de tener un partido de NFL en México quedó en calma por ahora. Los 11 años de espera de tener un partido de futbol americano profesional fue bien desquitado por los más de 76 mil aficionados que se reunieron en el Estadio Azteca en el juego de lunes por la noche y que acabó con triunfo de los Raiders de Oakland sobre los Texanos de Houston por 27-20.

Un partido que cumplió con el buen ambiente que hicieron los fanáticos a la NFL; tal y como se esperaba, una amplia mayoría eran seguidores de los Malosos, equipo de tradición en México.

Por cada diez aficionados de los Raiders había solamente un par de los Texanos, además de miles más que llegaron con jerseys de otros equipos como Dallas, Pittsburgh, Green Bay, San Francisco, Chicago y hasta algunos de Cleveland y que totalizaron, según el registro oficial, una entrada 76 mil 473 aficionados.

En lo que refiere a las accciones, Amari Cooper atrapó un pase de 35 yardas de Derek Carr con 4:43 minutos por jugar y los Malosos se impusieron ya hacia el final.

Carr completó 21 de 31 pases para 295 yardas con tres anotaciones, dos de ellas en el cuarto final y los de negro y plata ganaron su cuarto partido en fila para mantenerse como líderes de la División Oeste de la Conferencia Americana.

Cooper quien había tenido una noche callada terminó con cuatro recepciones para 57 yardas y la anotación.

Oakland (8-2) que no tenía una racha tan larga de triunfos desde la temporada del 2002 fue el anfitrión nominal en el primer partido de la NFL en México desde octubre del 2005 cuando los Cardenales de Arizonase enfrentaron a los 49’s de San Francisco.

Brock Osweiler pasó para 239 yardas con un pase de anotación y una intercepción por los Texanos (6-4) que perdieron el cuarto de los cinco partidos que han disputado fuera de casa.

El partido estaba empatado 20- 20 cuando Carr le mandó el pase a Cooper por el costado derecho y el receptor se escapó a las diagonales sin ser tocado para darle la vuelta al marcador ante el delirio del público mexicano.

EL INICIO

Durante la ceremonia de los himnos, el respeto estuvo a la altura del evento, primero cuando se entonó el himno de Estados Unidos, y después cuando cantó a todo pulmón el de México.

Las puertas del inmueble abrieron a las cuatro en punto de la tarde, y cinco minutos después la explanada del lado de avenida Insurgentes ya lucía llena. Los establecimientos que vendían mercancía oficial no se daban abasto y el colorido de la afición fue espectacular, especialmente la de Raiders.

Máscaras, caras pintadas, sombreros, jorongos negro y plata, disfraces, la Nación Raider de México sacó sus mejores galas, las que había guardado desde que sus Malosos vinieron en 2001 a un American Bowl (de pretemporada), y no desaprovecharon la oportunidad.

El negrito en el arroz fue que en cada patada de los Texanos, tanto de kickoff, de despeje, de gol de campo o de punto extra, los aficionados lanzaban el grito de “¡eh pu…!”. Tampoco faltó el láser de alguno intentando molestar a los jugadores.

Por otro lado, en lo que refiere a la presión normal contra el equipo vistiante, cada vez que los Texanos estaban en una situación comprometida el ruido era ensordecedor, y causó estragos en el ataque; ello hacía sentir a los Raiders en casa, como en su Coliseo de Oakland.

Los Raiders estuvieron como en casa y se hicieron respetar.