HASTA SIEMPRE DIEGO

Diego Armando Maradona, genio y figura, un hombre “tocado por la mano de Dios”, indudablemente un prodigio en las canchas, un vivo, un jugador sagaz, un pícaro cuando de manejar el balón de trataba… Pero un hombre al fin, un ser humano que sucumbió ante la tentación y cayó en el mundo de las adicciones que terminaron por afectar su salud cada día más hasta causar lo que lo llevó a perder la vida en este miércoles 25 de noviembre que quedará marcado para siempre con las lágrimas de los hinchas, de sus hinchas.
A los 60 años de edad, Diego Armando Maradona falleció en su domicilio luego de sufrir un paro respiratorio, mientras lo que el mundo esperaba era que se recuperara luego de ser operado de un hematoma en la cabeza.
El astro argentino deslumbró a millones en el Mundial de México 1986 y una buena parte de su vida giro en torno a nuestro país: En 2008, el 19 de septiembre llegó a Cancún para disputar un partido amistoso de “Showbol” entre México y Argentina, encuentro que marcó la inauguración del Poliforum Benito Juárez, que se convertiría posteriormente en la casa de Pioneros de Quintana Roo para la Liga Nacional de Baloncesto Profesional.
El “Pelusa” fue acompañado por su ex coequipero en la “Albiceleste” , Héctor Miguel Zelada, así como Alejandro Mancuso, Claudio Caniggia, Matías Almeida y el ex portero Sergio Goicoechea “el ataja penales”.
El combinado sudamericano se enfrentó al equipo mexicano, conformado por Jorge Campos, Luis García, Luis Hernández y Luis Roberto Alvez “Zague”, entre otros, a los cuales Diego venció 8-5.

FIGURA HASTA LA SEPULTURA
El mítico 10, jamás pudo superar las adicciones que lo alejaron de las canchas y transformaron los elogios en criticas; tampoco pudo con el sobrepeso que trató de resolver con un operación sabiendo en el fondo que era mucho más lo que necesitaba: algo tan sencillo o tan difícil de lograr, la fuerza de voluntad.
En la cancha Diego Armando Maradona deslumbró al ganar el subcampeonato Mundial Juvenil en 1979, se convirtió en leyenda al ganar el campeonato del Mundo en México 1986 y posteriormente el subcampeonato en 1990.
Su último partido con la albiceleste fue el 25 de junio de 1994 cuando fue suspendido por dopaje.
Jugó para equipos como Argentinos Juniors, Boca Juniors, Barcelona, Napoli, Sevilla y Newell’s.
A su retiro abrazó la carrera de entrenador dirigiendo a clubes como Mandiyu, Racing Club, Al Wasl; en México dirigió a los Dorados y brilló con buenos resultados, su eterna polémica y uno que otro bailesito.
Hoy el futbol mundial esta de luto. Diego, el eterno 10 de Argentina, su más grande figura, un hombre que llenó estadios, que vivió la vida al límite, descansa en paz y se lleva consigo la magia por la que se le conoce como el mejor futbolista del mundo.
¡Hasta siempre, Diego!

Por José Guillermo “Pepe” Arce