Saber y reconocer que los seres humanos por nuestra naturaleza generalmente tendemos a ayudar; es fundamental para lograr la integración social. Lo importante de empatizar con los demás y los valores universales que ayudan a mantener a la sociedad en un mayor entendimiento. Desgraciadamente, no siempre es así. Sin embargo, hoy quiero platicarte sobre una gran historia de solidaridad, amor y ayuda al prójimo.
Adriana Barrientos dice: “no vamos a cambiar al mundo, pero ¡vamos a intentarlo!”. Ella, lo ha convertido en un lema de vida a través de un proyecto social en el que alimenta a más de 60 niños todas las semanas a través del llamado “merendero”. También, involucra a las madres de esos niños en distintas acciones de convivencia, aspectos de desarrollo personal e incluso al compartirles educación elemental de salud, administración del hogar, higiene personal, creación de una idea de negocio y herramientas que les permitan ser un aliciente para cambiar su condición social y económica.
Adriana Barrientos es originaria de la ciudad de Teoledina, Argentina, es coach ontológica, escritora, maestra, emprendedora, amante de la cocina y de comer. A finales del 2023, fundó el “Merendero Pancitas Felices” con la intensión de ayudar a su comunidad, mejorar las condiciones de nutrición de los niños (que no pasen hambre y todos tengan oportunidad de tener alimento), generando un espacio de convivencia cívica en el que la importancia de fomentar las acciones voluntarias y la integración social; propicien un entorno más favorable y sobre todo de respeto y afecto (tan importante para generar amor propio).
A raíz de una mesa voluntaria en dónde la comunidad se implique haciéndose responsable unos de otros, la red de apoyo crece, se fortalece e impacta positivamente el día a día de las familias que viven en torno a ella. La “mesa”, no sólo debe resumirse al objeto en sí. En la mesa nos alimentamos, tejemos redes, nos comunicamos y también es un espacio para demostrar las emociones, por ello, no sólo se trata de dar el desayuno de cada sábado.
Lamentable es saber que niños, mujeres, adultos y ancianos viven en situación de hambre cada día, en todo el mundo.
Apoyar una causa social, no solamente tiene que ver con recibir apoyo económico, también se requieren todo tipo de recursos materiales e inmateriales (tiempo), asistencia (manos), soporte logístico, etc. conformando y consolidando así una “red de apoyo”; todos son la comunidad, son importantes y requieren ayuda.
Alimentando “las pancitas” de los niños, no solamente se contribuye a que no pasen hambre, también se alimentan sus sueños, su intelecto, la importancia de propiciar los valores; para que en un futuro sean agentes de bien.
Hoy querido lector, quiero sembrar en ti la importancia de apoyar las causas sociales no solamente se puede ayudar a organizaciones ya estructuradas que se dedican a ello, tú, desde una pequeña y comprometida acción puedes generar mucho. La responsabilidad social no es solamente para las empresas, el gobierno, las instituciones educativas, ONG´s, por mencionar algunas. ¡Tú!, desde tu día a día puedes hacer mucho por otros. Te invito que busques alguna, involúcrate, apoya y, sobre todo; ponle mucho corazón verás hermosos resultados, te sentirás útil para sociedad y te mantendrás en el agradecimiento de lo que tú tienes para otros. ¡Hagamos voluntariado!
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