El juez mexicano Vicente Antonio Bermúdez Zacarías fue asesinado de un tiro en la cabeza este lunes. Cuando salía de su casa por la mañana, alguien se acercó a menos de 30 centímetros de él y le disparó. El magistrado falleció horas después en el hospital.
Bermúdez, de 37 años, ha tratado algunos de los casos más sonados en la Justicia mexicana. En marzo de este año, decretó la polémica medida de arraigo o prisión provisional de 40 días para Abigael González Valencia, alias El Cuini, considerado como uno de los cabecillas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Además, suspendió una petición de extradición a Estados Unidos para Joaquín El Chapo Guzmán.
Entre sus últimos casos, destaca el de uno de los responsables de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. El juez sobreseyó hace unos días la petición de traslado de Gildardo López Astudillo, alias El Gil, considerado el jefe de los sicarios que presuntamente ordenó la eliminación de los estudiantes.
Bermúdez tenía 37 años y tres como juez del Estado de México. Nacido en León (Estado de Guanajuato), se especializó en derecho penal y su puesto actual se centraba en todo lo relacionado con amparos, arraigos y cateos.
Mientras se levantaba el cadáver de Bermúdez, a unos 60 kilómetros del lugar de los hechos, se celebraba la Reunión Anual de la Unión Internacional de Magistrados. Allí los jueces levantaron la voz para condenar las amenazas que pesan sobre los profesionales de Venezuela y Turquía. Y los representantes mexicanos se sumaron a la denuncia general, incluida la fiscal general Arely Gómez.
Pero no tan lejos de ahí acababa de morir un compañero de un balazo en la sien. Y el presidente mexicano tuvo que modificar su discurso e improvisar. En ese mismo momento y ante todo el público presente, dio instrucciones a la Procuraduría General de la República (Fiscalía) para que investigara las causas de la muerte de Bermúdez, todavía desconocidas. El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Luis María Aguilar Morales, agregó que se deben garantizar “las condiciones de seguridad y tranquilidad” para respaldar la “independencia” de los jueces.
El presidente del Senado, Pablo Escudero Morales, fue más insistente y exigió que las indagatorias se inicien “a la voz de ya” para determinar si el asesinato tuvo que ver con el trabajo de Bermúdez. Escudero apuntó además a que se valore si es necesario o no que los magistrados cuenten con cierta protección.
En poco más de un mes han sido asesinados a sangre fría tres jueces en dos de las entidades más peligrosas del país: dos en Guerrero y ahora, el de Bermúdez, en el Estado de México.
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